Socio principal del estudio Muñiz
Me voy a permitir la licencia de realizar algunas aseveraciones que nos permitirán construir juntos lo que podría ser la respuesta a la pregunta de esta columna.
1. En este momento, existe una gran cantidad de lo que llamaríamos procesos de M&A (Fusiones y Adquisiciones de Empresas) en curso. Me atrevería a decir que el número de esos procesos y su relevancia podría exceder cualquier antecedente en este ámbito. Prácticamente, en todos y cada uno de los sectores económicos, existe uno o más activos (empresas) en medio de, ingresando a, o evaluando su ingreso a un proceso de M&A.
2. Parte de las razones que motivan la existencia de un “pipeline” tan lleno al inicio del 2023 -pero, a su vez, el bajo número de operaciones de M&A cerradas durante el año 2022- es que el tiempo que está demandando la negociación de estos procesos viene creciendo de manera importante. Las razones que explican estas demoras son de diversa naturaleza, pero podríamos considerar, entre ellas, la dificultad que van encontrando vendedor y comprador en hacer coincidir sus expectativas de valor empresa y la mayor lentitud de los posibles compradores en la evaluación de las oportunidades de adquisición (en una medida por la incertidumbre que genera el futuro del país, entre otros).
3. El incremento de las tasas de interés para el financiamiento de las adquisiciones y, por ende, los retornos esperados por los compradores, constituyen un reto adicional para la conformación consensuada del valor de la empresa.
4. La existencia de un gran número de oportunidades para los compradores, en la medida de que existe una crisis económica que afecta a grupos empresariales o accionistas a nivel global y que los motiva a desprenderse de algunos activos (en la búsqueda de liquidez, diversificación de riesgos u otros), y esto genera una oferta importante del lado de la venta que compite con los propios activos peruanos en similar condición o con procesos de venta de activos peruanos que responden a estrategias ya previstas, plazos máximos de inversión, entre otras.
5. Existen activos en venta en el mercado peruano que en circunstancias distintas habrían sido difícil encontrar o que por sus características no son sustituibles necesariamente con otras oportunidades fuera del país. Cuando ello se conjuga con el interés de un comprador de llevar adelante una consolidación regional, una incursión en el mercado peruano, una integración vertical u horizontal relevantes o, simplemente, de acceder al sector (ya que pueden tratarse de concesiones o licencias únicas, ubicaciones y tamaños de tierras, posicionamientos de mercado difíciles de sustituir o alternar por otro activo), se abre una puerta más interesante de negociación de valor “justo” y un posible consenso entre vendedor y comprador.
6. La existencia de una norma de control y autorización previa que deberá ser otorgada por el regulador (Indecopi) en aquellos casos de fusiones o adquisiciones que caigan dentro de los umbrales legales, ya sea por volúmenes de ventas o valor de activos de las empresas involucradas en la transacción de M&A. Esto genera retrasos objetivos en la ocurrencia de cierre de transacciones y, además, cierto nivel de imprevisibilidad que impacta en la decisión del vendedor sobre a quién elegir como comprador (entre quien me obligue o no a tener que transitar por este proceso).
Teniendo en cuenta las afirmaciones antes indicadas, pronostico un 2023 con una gran cantidad de procesos en curso (con cierta lentitud en el desarrollo de los mismos), con más posibilidades de velocidad y cierre en aquellos sectores o empresas “estratégicas e insustituibles” que encontrarán un determinado perfil de comprador (por origen del capital, por lo que representa el activo en venta en su estrategia de expansión, etc.) y sin una gran cantidad de competidores por cada proceso, pero siempre despertando el interés inicial de los compradores de no quedarse fuera de la chance de “explorar la oportunidad” (en paralelo observan lo que pasa en el país y en el mundo para reafirmar su decisión). Veo también un momento de oportunidades que no deberían confundirse con “precios ganga”. Si esto último es adecuadamente leído por los compradores y, en paralelo, se encuentran fórmulas contractuales adecuadas que le permitan al vendedor aprovechar algo del valor futuro y así compensar el valor de la transacción presente, seguro tendremos muchos más cierres que si, desafortunadamente, ocurre lo contrario y los vendedores deciden esperar a que amaine el “temporal”.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.