Matías Maciel, CFO y Cofundador de Rextie.
La situación actual es compleja y delicada. En los últimos meses, las protestas y manifestaciones han sido el pan de cada día, con pérdidas de todo tipo, desde monetarias, con más de S/ 3.200 millones en producción, según el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Jesús Salazar, hasta sociales. Si bien se estimaba un crecimiento económico del 2.6% para este año, todo cambió el 7 de diciembre del 2022.
Lo más afectados, sin duda, son: los pequeños y medianos empresarios. Prueba de ello son negocios cerrados, inventarios estancados y empresarios preocupados. Lo cual va en línea con lo que comenta Jorge Solís, presidente de la FEPCMAC, quien afirma que muchos ellos se endeudaron para contar con un inventario que les permitiera recuperar en campaña navideña parte de lo que habían perdido durante la pandemia, pero ahora se quedaron con el inventario y la deuda.
A nivel regional, las regiones más afectadas fueron: Cuzco, Arequipa, Puno Apurímac y Amazonas, con pérdidas (en materia de inversiones) de S/ 12.4, S/5.8, S/ 5.5 y S/ 3.8 millones, respectivamente. Cabe mencionar que Puno es también una de las regiones más pobres.
A nivel sectorial, el turismo, la minería y la agroindustria presentaron las mayores pérdidas. Sin embargo, actualmente, están implementando medidas para contrarrestar el golpe generado a causa de los bloqueos y la convulsión social del país. Las mineras evidencian grandes dificultades para reemplazar su personal y trasladar el mineral por el bloqueo de vías, incrementando los costos. También debemos considerar el ataque a las instalaciones de Antapaccay, la cual terminó por reducir sus operaciones, respuesta similar a la de Minsur y Las Bambas. Es de esperar que la inversión en nuevos proyectos del sector minero se reevalúe.
Del mismo modo, en el sector agroindustrial, las pérdidas por la incapacidad de trasladar su inventario a la capital van en aumento. Hasta se ha irrumpido en fundos agroexportadores, hasta el momento 5 en Ica. Esto empeora la situación, generando que respondan con cesar momentáneamente sus actividades. Se estima que pérdidas acumuladas en las regiones La Libertad, Ica y Arequipa, al día de hoy, superan los US$ 200 millones.
Por consiguiente, es de esperar que el panorama actual genere efectos negativos a corto y mediano plazo. El BCR admite una posibilidad de alzas adicionales. La tasa de interés de referencia (7.75%) puede continuar subiendo, lo cual afectaría de manera desfavorable la actividad económica. A mediano plazo, las diversas manifestaciones, el descontento y la incertidumbre política, propiciarán una reducción de la confianza empresarial y la inversión, elementos clave para el crecimiento del PBI.
Si sectores como la minería continúan siendo impactados, nuestro crecimiento se verá gravemente afectado (con una estimación del 1.8% anual). Las protestas sociales ocurridas entre diciembre y enero, sumadas a la sensación de escasa gobernabilidad, podrían significar un riesgo para la economía peruana afectando aún más el deteriorado clima de inversión.