Marilú Martens
Directora Nacional CARE Perú
En este escenario de emergencia sanitaria y social que atravesamos en todo el mundo por el covid-19, la necesidad de lograr justicia social se hace cada vez más urgente. La idea de este concepto no solo se limita a reducir la pobreza, sino a construir una sociedad donde todas las personas tengan las mismas oportunidades, derechos y deberes. Bajo este enfoque, desarrollar proyectos e iniciativas con impacto, escalables y sostenibles es imperativo.
El decreto de urgencia de la primera cuarentena en marzo del pasado año afectó en mayor proporción a las personas en condición de vulnerabilidad. Ante esta crisis y con el fin de coadyuvar a la disminución del índice de desnutrición crónica y anemia, la respuesta inmediata, desde CARE Perú, fue lanzar la campaña Alimenta su Fuerza, un proyecto que viene brindando un alimento nutritivo diario a miles de personas en situación de pobreza o pobreza extrema, a través de 26 comedores populares. En sus primeras dos ediciones, se ha logrado brindar un alimento nutritivo al día a 2,945 personas, sumando un total de 195,331 raciones entregadas. Importante sí, pero lejos de ser suficiente.
Hoy en día el Midis registra 13,644 comedores populares en todo el territorio nacional que, además de ser estrategias sociales para garantizar la seguridad alimentaria en la población más vulnerable, son espacios de empoderamiento para quienes lo lideran, mujeres llamadas socias, que realizan un trabajo voluntario a favor de sus comunidades. Estas organizaciones, que empezaron a asentarse en Lima en los años 80, surgen de la necesidad de buscar en sus pares, vecinas, amigas, parientes, soluciones para enfrentar el hambre y la pobreza. Con un espíritu solidario y mucho esfuerzo, diariamente las socias vecinales se organizan para preparar y distribuir platos de comida que benefician a las personas más necesitadas, especialmente a niñas, niños, madres gestantes y adultos mayores.
Con la iniciativa Alimenta su Fuerza se busca garantizar el impacto, la escalabilidad y la sostenibilidad de los comedores populares, espacios vitales para el sostenimiento de poblaciones vulnerables en esta emergencia sanitaria y, para conseguirlo, desde el componente de capacitación, monitoreo y asistencia técnica, se han fortalecido las competencias de las socias de cocina en buenas prácticas de gestión, manipulación de alimentos, protocolos de bioseguridad, nutrición, técnicas culinarias y habilidades blandas. Asimismo, con el propósito de que fortalezcan sus habilidades socioemocionales, han recibido capacitaciones en temas de liderazgo y clima laboral, trabajo en equipo y comunicación efectiva. Las 115 socias de cocina, de los comedores que hemos acompañado, también cumplen otros roles en su comunidad: muchas de ellas son madres, esposas, maestras y dirigentes, cada una con distintas historias y necesidades diferentes. Por ello, capacitarlas en habilidades blandas es brindarles las herramientas para que puedan convertirse en agentes gestoras de su propio cambio y el de sus comunidades.
Desde CARE, se ha activado la tercera edición de Alimenta su Fuerza tras la declaración de la nueva cuarentena. Propuestas como esta nos demuestran que, si se trabaja por el desarrollo y prosperidad de personas vulnerables, en especial de estas mujeres, podemos tener una estrategia efectiva y sostenible que transforma la vida de cada una de ellas y de sus entornos.