Manuel Romero Caro
Economista
Los próximos días pueden ser movidos, ya que si el JNE no proclamara al ganador(a) de la segunda vuelta esta semana, solo le quedarían ocho días útiles hasta el 28 de julio. Y sean los partidarios de Pedro Castillo porque no lo proclaman, o los de Keiko Fujimori porque lo proclaman, podrían movilizarse y presentarse problemas.
De otro lado, resulta muy importante que Pedro Castillo informe a la opinión pública sobre una serie de asuntos pendientes, como la orientación de su programa económico. No es suficiente que Pedro Francke haya explicado algunos de los lineamientos generales. También debe pronunciarse sobre el caso de Los Dinámicos del Centro y cómo podría afectar a Vladimir Cerrón, Dina Boluarte y a él mismo. Asimismo, cuál sería el papel que jugarían Vladimir Cerrón y Perú Libre durante un eventual gobierno suyo. Su falta de convicciones firmes lo perjudica ante la opinión pública.
La ciudadanía no puede estar esperando a que el JNE proclame al ganador de la segunda vuelta, porque la incertidumbre ya está generando problemas en las principales variables económicas, especialmente en el precio del dólar. Ya que de continuar su tendencia alcista se profundizará el perjuicio a los principales alimentos de la canasta popular. Tampoco puede esperar una definición clara sobre la manera como se llegaría a aprobar una nueva Constitución.
Ya sabemos que en la Proclama Ciudadana Castillo ha jurado que cualquier cambio y/o reforma, incluida la de la Constitución, solo se hará a través de los mecanismos constitucionales vigentes y en respeto al Estado de Derecho. Sin embargo, posteriormente ha mencionado que si el pueblo lo pide convocará a un referéndum para constituir una Asamblea Constituyente. Y en la carta magna no existe dicha institución. Por lo que si Castillo acudiera al Congreso para que este aprobara el referéndum, y lo lograra, sería un procedimiento legal. Pero si el Congreso lo rechazara, Castillo debería garantizar que no intentará seguir otro camino al margen de la ley. Además, debe tener en cuenta que, ni remotamente, tiene la fuerza ni el respaldo ciudadano para llevar adelante los cambios estructurales que pretende ejecutar. Por lo que lo único que se puede afirmar es que ni tiene el respaldo para aprobar los cambios que él pretende por la vía legal (Congreso) y menos por la vía de facto. Camino que probablemente lo llevaría a la vacancia.
En todo caso, luego que el JNE proclame un ganador (a), y luego de los intensos enfrentamientos que caracterizaron la segunda vuelta, cualquiera que resultara elegido, requerirá “legitimarse”, por lo que existirá una fuerte motivación para aprobar medidas populistas que “compensen” a la ciudadanía, en un contexto en que nuestra fortaleza fiscal ya no es lo que solía ser.
Sin embargo, habría otro escenario que generaría no pocos problemas, y que sería si por cualquier razón —por ejemplo, si la fiscalía determina que Perú Libre es una Organización Criminal y cursa oficio al JNE; este recién ha publicado la revocatoria de la ampliación del plazo para presentar las impugnaciones, se exigiría la transparencia del contenido de las 84,000 actas para pedir que Reniec valide las firmas de cada una de ellas. El recurso sería un Habeas Data, etc.— el JNE no proclama al (o a la) ganador (a) de la segunda vuelta hasta el 28 de julio, podría asumir el cargo el presidente del Congreso y convocar a nuevas elecciones.
Lo que se necesita es un gobierno que genere oportunidades de empleo urgentemente, asigne recursos eficientemente en sectores como la educación, salud, agua y desagüe. Y sobre todo un gobierno antimercantilista. Ya que nos encontramos en una situación en la que las expectativas de la población se pueden desbordar y solo se necesitaría una chispa para que, Dios no lo quiera, se incendie la pradera.