Escribe: Moisés Navarro Palacios, editor de Opinión de Gestión
El 19 de octubre se llevará a cabo la edición XXXII de la subasta del MALI, en las instalaciones del museo. En esta ocasión, estará dedicada al arte textil y se pondrán a la venta más de 70 obras de artistas como Elena Izcue, Reynaldo Luza, Chonon Bensho, Julia Codesido, Jorge Eduardo Eielson, entre otros. El valor estimado de los lotes va desde los US$ 100 hasta los US$ 35,000. Talia Durand, presidenta del Comité de Subasta del MALI, da más detalles.
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¿Por qué en esta oportunidad se enfocan en el arte textil?
Lo que buscamos con esta subasta es evidenciar cómo nuestra milenaria tradición textil permea en diferentes manifestaciones artísticas. Si bien se subastan textiles, también tendremos pinturas, piezas de arte contemporáneo, obras en mixed media (técnica mixta), entre otras. Buscamos mostrar este hilo conductor que como país nos influencia tanto.
¿Cuál ha sido el proceso para desarrollar esta subasta?
Ha sido una selección que nos ha tomado más de un año. Ha requerido una curaduría muy fina, para la que tuvimos un comité compuesto por Ricardo Kusunoki, Sharon Lerner, Soledad Mujica y Max Hernández. También partió de una idea de Armando Andrade, quien me manifestó hace muchos años que la subasta tenía una deuda con el arte textil. El proceso ha sido largo y muy cuidadoso.
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¿En qué situación se encuentra el coleccionismo en el Perú?
Aún es incipiente, pero en ese sentido, la subasta tiene un rol fundamental. En todas las ediciones procuramos contar con piezas, que por tener un formato más pequeño o por ser de artistas más jóvenes, tienen precios más accesibles. La idea es que exista también un recambio generacional de apoyo al museo y de creación de colecciones. En las últimas subastas, entre un 20% o 30% han sido personas que se acercan por primera vez, es decir, públicos nuevos.
¿Entre estos públicos nuevos también hay extranjeros?
Sí, ya hay un importante porcentaje de lo vendido que se genera en Londres y Madrid, gracias al generoso apoyo de peruanos en el exterior, principalmente. Aproximadamente el 30% de las ventas vienen de fuera del país. Hemos podido internacionalizar la subasta también gracias a la virtualidad, a través de la plataforma digital Bidsquare. Y en esta edición, también se podrá acceder así.
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¿Qué moviliza a una persona a comprar una obra?
Si compras algo para tu casa, para convivir con la obra, lo más importante es que esa obra te hable directamente de alguna forma. Porque una colección en el tiempo se vuelve, de alguna forma, la obra de arte del coleccionista, pues expresa qué ideas o sentimientos se conectan con esos distintos trabajos.
¿Hay quienes compran con fines de inversión?
Es innegable que el arte puede servir como inversión. Históricamente se puede ver en los catálogos de la subasta del MALI, por ejemplo, obras de Fernando Bryce a precios relativamente accesibles. Y hoy el artista forma parte de la colección permanente del MoMA (Nueva York). Desde la subasta siempre buscamos contar como artistas jóvenes con mucho potencial, sobre todo en lo contemporáneo. Pero más allá de lo económico, pienso que lo importante y fundamental es adquirir una obra que te hable de manera personal y que le de algún valor agregado a tu vida.
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Espacio de aprendizaje.
El MALI es un museo de gestión privada y la subasta es una de sus principales fuentes de financiamiento. “La totalidad de la utilidad de los lotes vendidos va al museo, por ello, también es una subasta que invita a pujar con generosidad”, afirma Talia Durand. Asimismo, explica que la subasta es el único mercado secundario transparente de arte en el país, donde se observa con claridad cómo distintos autores, estilos y expresiones han ido fluctuando en el tiempo. Además, es un espacio que ha permitido que artistas, tal vez aún no tan reconocidos, puedan establecerse. “El valor añadido de comprar una obra en la subasta es que se sabe que ha pasado múltiples filtros, lo que asegura que uno adquiere algo bueno”, afirma.
Editor de Opinión del diario Gestión. Cuenta con más de 10 años de experiencia en el rubro. Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
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