
Escribe: Enrique Castillo, periodista.
Cuando todo indicaba que íbamos a terminar la semana con los mismos escándalos, las mismas discusiones con los mismos protagonistas, los mismos argumentos y enfrentamientos, que se iniciaron el lunes en la Fiscalía de la Nación, y que sólo nos han recordado que en la política y en la administración de justicia en nuestro país siempre se puede caer más bajo, llegó la extraordinaria, estimulante, y enorgullecedora noticia de que el mejor restaurante del mundo hoy, el número 1°, el elegido por los más exigentes críticos y expertos, es peruano.
Desde hace varios años, la gastronomía peruana, así como algunos pocos deportistas de nuestro país que rápida y lamentablemente pasan de los titulares al olvido, le han dado al Perú la mejor imagen y reconocimiento, y los mejores laureles y triunfos en las más exigentes competencias mundiales.
Y recientemente el papa León XIV, también en una reñida competencia con los más importantes cardenales del planeta, puso al Perú, a Chiclayo, y a la comida chiclayana, en los titulares de los más importantes medios de comunicación del mundo entero. Y todo esto sin costosas campañas de promoción.
La cocina peruana, en todos sus niveles y regiones, se ha hecho muy conocida y reconocida por nacionales y extranjeros, aquí y en el exterior. Y, si bien tiene también sus críticos por diferentes razones, y hay cocinas en otros países de extraordinaria calidad y otras que surgen también ahora, lo cierto es que su salida del anonimato, el salto de la cocina casera de las abuelas a los restaurantes y huariques, y el boom gastronómico que inició Gastón Acurio, le dio un enorme impulso a una industria que desde hace algunos años le ha permitido a reconocidos cocineros y a miles de emprendedores y soñadores, convertirse en un sector económico creativo, pujante, visionario, y con grandes ambiciones, aquí y afuera.
El título conquistado ayer por Maido, un restaurante joven pero bien consolidado, como el mejor restaurante del mundo 2025, es el mérito a un trabajo excepcional que lo ha mantenido en años recientes en los primeros lugares de todas las listas de los mejores. Hoy llegó a la cima, para nuestra alegría y orgullo.
Y llega la noticia en el mejor momento, cuando los peruanos necesitábamos que algo nos recuerde que cuando se trabaja con esfuerzo, seriedad, profesionalismo, visión, proyección, y con deseos de superación, los triunfos llegan. Como le han llegado a muchas empresas y organizaciones privadas peruanas, o personas trabajadoras particulares, que luchan sin descanso, y que han sabido superar los obstáculos que muchas veces son puestos por el mismo Estado. El éxito a pesar del Estado y sus instituciones.
Ese Estado que hoy se desmorona en una crisis institucional sin precedentes, y que, sin importar lo que piensen o digan los ciudadanos, hacen cera y pabilo de la legalidad y de la institucionalidad. A qué nivel habremos llegado que el presidente del Congreso se permite decir que la situación de la Fiscalía de la Nación es inaceptable…¡la sartén le dijo a la olla!
Es lamentable que, en el ámbito de la administración de justicia, esté pasando lo mismo que en el sector político. Desgraciadamente no hay institución que se libre de una crisis y de graves cuestionamientos relacionados con la polarización y la influencia política.
Se señala que el Tribunal Constitucional está copado por un sector político; la Junta Nacional de Justicia también es cuestionada por lo mismo, a decir de uno de sus miembros que señala que el presidente y la vicepresidenta la manejan a su antojo; la Fiscalía, que ya venía siendo cuestionada por su compromiso con la lucha contra la delincuencia, ahora nos muestra en tiempo real y en vivo, todas sus debilidades; el Poder Judicial no se libra de las críticas y acusaciones; y, de paso, la Defensoría del Pueblo…¿para qué sirve ahora la Defensoría del Pueblo?
Con ese escenario, la estabilidad jurídica hoy es solo una frase, como lo es la estabilidad política. ¿Quién puede recurrir a cualquiera de estas instituciones con confianza y garantía de obtener justicia? ¿Quién puede decir que va a obtener justicia oportuna, limpia, y justa?
Se requiere una reestructuración y una reforma de varias de estas instituciones, como también las necesitan otras instituciones desde la presidencia de la República hasta la PNP, pasando por varios ministerios y dependencias públicas. Pero, ninguna de esas reformas o reestructuraciones debe ser realizada por este Ejecutivo ni este Congreso. Esa debe ser tarea de las nuevas autoridades.
El problema del Ministerio Público debe ser resuelto a nivel de los órganos competentes del sector Justicia, totalmente alejado de la politización, con el mayor apego a constitucionalidad y la legalidad. Y deben hacerlo si no quieren que alguien venga a decir que debemos recurrir a la justicia de otro país para que resuelva nuestros problemas.
El cara y sello que hoy vivimos, con un Maido como el mejor del mundo, y con un sector político y de justicia en la más grave crisis, es la mejor muestra de que nuestro país necesita de un sector privado de excelencia como sucede en la gastronomía, y que el Estado y sus instituciones requieren de un profundo cambio para ponerse realmente al servicio de los ciudadanos.
Felicitaciones al equipo de Maido y a Mitsuharu Tsumura “Micha”.