Escribe: José Ignacio de Romaña, director en Volcan
En estas semanas se está debatiendo en el Congreso de la República, la ley de Régimen Especial Tributario y Aduanero para las Zonas Económicas Especiales Privadas, que en términos simples, podemos decir que son áreas geográficas delimitadas con régimen especial tributario aduanero y de comercio exterior autorizadas para realizar actividades industriales de transformación, con la finalidad de atraer inversión en tecnología y transformación industrial.
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Este régimen aplicado en países de la región ha traído beneficios económicos como el aumento importante de las exportaciones, el incremento del PBI, así como una generación importante de empleo técnico y universitario. Empresas como Samsung, LG, Intel, Audi, Ford, Mazda, Toyota, Johnson y Johnson, Philips, Huawei, Siemens, entre otras grandes empresas que se han establecido en la región demandando mano de obra calificada. No hay lugar a dudas que esta norma bien aplicada es un motor de transformación para las naciones que la adoptaron ayudando a los países a avanzar en su desarrollo económico.
Si es tan buena la ley, ¿Cuál es la discusión que está dilatando su aprobación?
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El Congreso está discutiendo la tasa a la que debería salir la ley. Por un lado, la propuesta de la Comisión planteó una tasa de 15%, pero, tras debatirse en el Pleno, el presidente de la Comisión pidió un cuarto intermedio, dado que varios legisladores habían abogado por una tasa de 0%. Los argumentos que sostenían una tasa de 0%, se sustentaban en la competitividad necesaria para atraer la inversión, ser más atractivo que la competencia. Por tanto un primer paso es analizar lo que hace la competencia, y en este caso, países como Uruguay, Honduras, El Salvador, Guatemala, Panamá, Costa Rica y Ecuador, aplican tasas de 0%. Cualquier tasa por encima de 0% resta competitividad a la norma. Utilizando como ejemplo el caso de Costa Rica, gracias a esa norma tiene empresas como Intel instaladas en su territorio, una generación de 139 mil puestos de trabajo equivalente a 2.7% sobre el total de la población y una exportación de más de 8 mil millones de dólares de esas zonas. Si esa tasa de empleo se aplicara al Perú, solo en generación de puestos de trabajo equivaldría a 900,000 empleos. El Congreso tiene la gran responsabilidad de crear las leyes necesarias que fomenten el empleo. Hoy, el Perú tiene una necesidad de generar cerca de 350,000 puestos de trabajo anuales, que acojan a una juventud demandante de empleos de calidad.
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El 90% de nuestras exportaciones, representadas por nuestra minería, se exporta sin ningún valor agregado, pudiendo el cobre, plomo, zinc, acero, transformarse en automóviles, línea blanca, televisores, motores, tecnología de todo tipo; la imaginación es el límite. Tenemos la materia prima, una mano de obra joven, energía a costos competitivos, con el nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez, la modernización de los terminales del Callao y el puerto de Chancay, el Perú tiene el gran potencial de convertirse en un hub logístico y tecnológico de la región e impulsar la inversión tan necesaria en conectividad para mejorar nuestra competitividad.
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Solo falta tener una ley que incentive la inversión industrial en el país, que esté a la altura de los casos de éxito de países de la región. No hay que inventar la pólvora. Tenemos una responsabilidad enorme con ese 30% de nivel de pobreza, y la única forma de crecer económicamente es invirtiendo. Que nuestros ingenieros ensamblen automóviles, que sus alternativas de trabajo sean empresas trasnacionales, y para que ello suceda debemos tener la norma tan competitiva como la tienen los demás países de la región.
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Esta norma es para las futuras generaciones. Esta norma va marcar un antes y un después. Somos un país con tantos recursos, tenemos todos los ingredientes para el éxito, y en este caso una tasa de 0% seria la receta perfecta para amalgamar esas grandes ventajas de ubicación geográfica, materias primas, energía barata, la extraordinaria labor de la política de comercio exterior de los últimos 20 años acordando tratados de libre comercio con más del 80% del PBI mundial y una pujante población joven. Es el momento de empezar a escribir una historia de éxito, el nuevo milagro latinoamericano, como lo fue Taiwán y Singapur en el Asia. Que nuestras materias primas se transformen en una gran industria Made In Perú, con un potencial de generar 900 mil puestos de trabajo de calidad. ¡El Perú lo necesita, el Perú se lo merece!
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