Economista
Las últimas semanas han sido profusas en eventos macroeconómicos de importancia, todos ellos vinculados con las finanzas públicas y su rumbo en el futuro.
En primer lugar, se han restablecido las reglas fiscales. Las reglas fiscales imponen una restricción duradera a la política fiscal mediante límites numéricos a los agregados presupuestarios. Suelen tener como objetivo contener las presiones para gastar en exceso, especialmente en los buenos tiempos, a fin de garantizar la responsabilidad fiscal y la sostenibilidad de la deuda.
En el Perú las primeras reglas fiscales aparecieron en 1999 y estuvieron contenidas en la Ley de Prudencia y Transparencia Fiscal (Ley 27245). Las dos reglas que creó esta Ley fueron la de déficit y la de gasto. La primera estableció un límite al déficit fiscal nominal como porcentaje del PBI (1%) y la segunda estableció un límite a la tasa de crecimiento del gasto público no financiero (inflación anual promedio más 2 puntos porcentuales).
A lo largo de más de dos décadas las reglas fiscales han sufrido constantes variaciones y no siempre se han cumplido. El Decreto Legislativo 1276, de diciembre de 2016, aprobó el marco de la responsabilidad y transparencia fiscal del sector público no financiero (SPNF). Dicho Decreto estableció cuatro reglas fiscales:
- a) Regla de deuda: Deuda Bruta Total del SPNF no debe ser mayor del 30% del PBI.
- b) Regla de resultado económico: Déficit fiscal anual del SPNF no debe ser mayor al 1% del PBI.
- c) Regla de gasto no financiero del Gobierno General (GG): la tasa de crecimiento real anual del gasto no financiero del GG no debe ser > al límite superior del rango de +/- 1 p.p. de la resultante del promedio de 20 años del crecimiento real anual del PBI
- d) Regla de gasto corriente del GG: la tasa de crecimiento real anual del gasto corriente del GG (excluyendo el gasto de mantenimiento) no puede ser mayor al límite inferior del rango señalado en el literal anterior y en ningún caso mayor al crecimiento del Gasto No Financiero del GG.
Con la llegada de la pandemia del covid-19 el Perú anunció la suspensión de las reglas fiscales para los años 2020 y 2021. Dado que la respuesta fiscal a la pandemia exigía la aplicación de estímulos fiscales sin precedentes, no tenía sentido mantener la vigencia de las reglas y había que suspenderlas temporalmente.
Dado que los gastos que genera la lucha contra la pandemia son en la actualidad menores y tienen una mayor predictibilidad y asimismo dado que la economía peruana ha salido rápidamente del hoyo en el cayó por el encierro forzoso, resultaba conveniente que el actual Gobierno restableciera las reglas fiscales. Así, mediante Decreto de Urgencia 079-2021 se han restablecido las reglas fiscales para el año 2022; así, el déficit fiscal y la deuda pública bruta no podrán exceder de un monto equivalente a 3.7% del PBI y 38% del PBI, respectivamente.
El restablecimiento de las reglas fiscales para el 2022 es positivo debido a que se da una buena señal de responsabilidad fiscal pues el déficit se reducirá desde 6% a Julio de 2021 a 5.4% o menos a diciembre 2021 y a 3.7% del PBI el 2022.
En segundo lugar, a fines de agosto se ha aprobado el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2022-2025, el cual contiene las proyecciones macroeconómicas oficiales para dicho periodo. Estas proyecciones sirven para elaborar el presupuesto del año 2022. Lo resaltante del MMM es que contiene la Declaración de Política Fiscal del actual gobierno que señala que se mantendrá el compromiso con la sostenibilidad fiscal a través de una senda de consolidación gradual y prudente del déficit fiscal de manera que el déficit fiscal se ubique en 1% del PBI en el año 2025.
Esta Declaración de Política Fiscal deberá materializarse, según el MEF, con un proyecto de Ley que establezca la convergencia en el mediano plazo del déficit y la deuda pública a niveles compatibles con la responsabilidad fiscal. Así, el déficit se reducirá a 3,7% del PBI en 2022, 2,7% del PBI en 2023, 1,7% del PBI en 2024, y 1% del PBI en 2025 y en adelante.
En tercer lugar, a mediados de la semana pasada Moody’s anunció la rebaja de la calificación crediticia del Perú desde A3 con perspectiva negativa hasta Baa1 con perspectiva estable. Pese a la rebaja, el Perú sigue teniendo la segunda mejor calificación crediticia de América Latina, tres niveles por encima del grado de inversión.
La rebaja se da pese a que, según Moody’s, ni la solidez fiscal o financiera del país, incluido su perfil de deuda, ni su susceptibilidad a los eventos de riesgo han cambiado sustancialmente. Refleja la opinión de Moody’s de que un entorno político continuamente polarizado y fracturado ha aumentado el riesgo político y ha debilitado materialmente la capacidad de formulación de políticas.
En conclusión, mientras la responsabilidad fiscal se mantiene, el entorno político polarizado y fracturado nos juega en contra. Hasta ahora tenemos el beneficio de la duda. Toca encontrar consensos, si no queremos rebajas de calificaciones crediticias adicionales.