Socia del Estudio Olaechea
El 10 de setiembre se conmemoró el Día Mundial de la Prevención contra el suicidio, que no es un asunto ajeno al ambiente de trabajo. De hecho, estudios del 2020 revelan que la mayor tasa de estos casos conectados a la actividad laboral se da por los siguientes motivos: depresión (19.3%), acoso/bullying en el trabajo (16.1%), ausencia de ocio (12.9%), estrés (9.6%), sobrecarga profesional (9.6%) y accidentes de trabajo (9.6%).
La fecha es, entonces, una oportunidad para reflexionar no solo sobre la necesidad de superar el estigma que existe sobre la salud mental, sino también sobre la importancia del cuidado de esta en el centro de trabajo.
En principio, se debe recordar que la promoción y prevención en salud mental en ámbitos laborales es una exigencia legal. La Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo señala que “los trabajadores tienen derecho a que el Estado y los empleadores aseguren condiciones de trabajo dignas que les garanticen un estado de vida saludable, física, mental y socialmente, en forma continua”.
Por otro lado, preocuparse por la salud mental de los trabajadores contribuye a una mayor participación en el mercado laboral y a una mayor productividad. En el Informe Mundial sobre la Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud, la OMS y la OIT señalaron que se estima que cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares.
La prevención en temas de salud mental es altamente beneficiosa para los trabajadores, ayudando a disminuir la ansiedad y depresión, haciéndolos sentir más capaces y motivados. De igual manera, beneficia a las empresas toda vez que los índices de productividad aumentan, ayuda a tener buen clima laboral, lo que fideliza al trabajador, mejora la imagen corporativa, y reduce el ausentismo y la siniestralidad.
Exigencias y recomendaciones
El Reglamento de la Ley de la Salud Mental estipula que “las instituciones que desarrollen atenciones de salud mental deberán realizar programas que promuevan la nutrición y alimentación, actividades socioculturales y deportivas, accesos a servicios sociales y de salud, reconocimientos y logros que mejoren el bienestar y empoderen al personal, capacitación laboral en competencias socioemocionales. Asimismo, las instituciones que no desarrollen atenciones de salud mental realizan las actividades correspondientes de forma preventiva.”
No obstante, un estudio sobre medidas de prevención, normativas y planes de trabajo realizado por la consultora Dench en marzo de 2022 a más de 400 profesionales del sector privado peruano revela que el 66% de los colaboradores confirmó que sus centros de labores no realizan ninguna actividad para promover la salud mental.
Por otra parte, en cuanto a los monitoreos de las condiciones de trabajo, la norma establece que “los Comités de Seguridad y Salud en el Trabajo (...) revisan y aprueban los planes de cuidado de la salud mental en el trabajo para todo el personal en general, elaborados y/o desarrollados por el empleador (...)”.
Además, hay dos Proyectos de Ley relacionados a la salud mental que ya cuentan con dictamen de la Comisión de Trabajo y esperan ser reprogramados en el Pleno del Congreso: i) Ley que precisa las obligaciones del empleador sobre riesgos psicosociales, con la cual se especificaría una obligación ya existente; y ii) Ley que incorpora el micro descanso – que sería de 20 minutos - en la jornada laboral diaria de los trabajadores, con el fin de mejorar la productividad, bienestar laboral y salud mental
Entre las medidas relacionadas a la promoción del cuidado de la salud mental, se pueden citar conversatorios, talleres, cursos y actividades físicas (pausas activas o yoga, baile etc.). También es necesario que se generen espacios abiertos de comunicación en los que los trabajadores puedan expresar cómo se vienen sintiendo. Para todo ello, es vital el trabajo de Recursos Humanos de las empresas, que de ser el caso puede trabajar conjuntamente con la asistenta social.
De igual manera, es importante tener presente que todas las acciones de prevención de salud mental también ayudan a la adaptabilidad para aquellos trabajadores neurodiversos (personas con autismo, TDA, hiperactividad, etc.) y con trastornos psicológicos (TLP, trastorno ansioso depresivo, entre otros), para quienes suele ser más difícil adecuarse al entorno laboral.
En resumen, tanto las empresas como el Estado deben invertir en la salud mental. Las primeras no solo porque la prevención es una obligación legal, sino también porque permite a los trabajadores desarrollar todo su potencial, generando mayor productividad. Y el segundo porque lo anterior contribuye al crecimiento económico del país e incluso puede generar ahorros en seguridad social.