Economista
Luego de la última recomposición de fuerzas del Congreso por el fraccionamiento de la bancada oficialista, del débil voto de confianza y de las últimas definiciones políticas de Pedro Castillo en varios discursos en pequeñas localidades de provincias y declaraciones diversas, se va marcando la cancha de lo que puede venir el próximo año. Por lo que es importante analizar cuáles podrían ser los principales riesgos políticos, económicos y sociales que nos traería el 2022. El que podría ser un año de importantes definiciones (nueva Constitución, vacancia presidencial, rol de las FF.AA. etc.). En esta primera entrega cubriremos los dos riesgos que se disputan el primer lugar: la aprobación de una eventual vacancia al presidente Castillo y la nueva Constitución.
En lo que a la vacancia se refiere, esta posibilidad ha estado presente desde hace un tiempo. Al extremo, que el entorno de Castillo desconfía de la vicepresidenta Dina Boluarte y la acusan de prepararse para sucederlo ante una eventual vacancia. Sin embargo, no ha habido acuerdo en qué momento aplicarla, ni seguridad de si se cuenta con los 87 votos para aprobarla. Pero ahora que se ha fraccionado la bancada de Perú Libre (PL) y estando los cerronistas votando en contra de las iniciativas gubernamentales, sí podrían conseguirse los 87 votos.
Además, de los pecados que Cerrón le conoce a Castillo y que podría revelarnos ahora que están distanciados, podría tener material adicional para una vacancia. Es que los continuos errores, marchas y contramarchas, mentiras en que incurre el jefe de Estado y varios de sus ministros, la elevada rotación de los mismos, sus discursos de odio y clasismo y la convicción que el problema no es solo Cerrón sino el propio Castillo, pueden llegar a impulsar una vacancia. Y como los problemas políticos, económicos, sociales y de salud (posible tercera ola) que afronta Castillo actualmente, lejos de mejorar, empeorarán el próximo año, eso se traduciría en mayores caídas en los niveles de popularidad del primer mandatario, lo que podría constituir un terreno fértil para que prospere una eventual vacancia.
En lo que al otro riesgo que ocupa el primer lugar se refiere y que obviamente está vinculado a la vacancia, es el combo desestabilizador: referéndum-Asamblea Constituyente- nueva Constitución. Y aunque Castillo nunca tuvo los 87 para cambiarla en dos legislaturas, ni tampoco 66 para lograrlo en una legislatura y luego aprobarla en un referéndum aprobado por el Congreso, Castillo se ha ratificado en su intención de lograr una nueva Constitución. Sin embargo, luego de la ruptura de la bancada de Perú Libre entre los cerronistas (16) y los no cerronistas, el profesor no tiene posibilidades de lograrlo. A no ser que logre forjar una alianza duradera con los partidos de centro (AP, APP y Podemos). Pero lo único valedero que podría ofrecerles a esas bancadas para asegurar la gobernabilidad, sería justamente la promesa de olvidarse del sueño de una nueva Constitución.
Además, hay un proyecto de ley que simplemente prohíbe la modificación de la Constitución vía una Asamblea Constituyente, que de aprobarse terminaría con el problema. Y nunca ha estado Castillo tan lejos de su objetivo como ahora. El profesor tenía dos opciones principales, la primera lograr una alianza con los partidos de centro (que ya explicamos) y la segunda sería el enfrentamiento con el Congreso. Y si revisamos sus últimos discurso y declaraciones, todo parece indicar que hasta el momento la ruta a seguir sería la segunda, tal como lo hiciera Martin Vizcarra, pero en otras circunstancias. El peligro sería que, en vista de la imposibilidad de impulsar la nueva Constitución por la vía legal, Castillo decida utilizar una vía extralegal o extra-Congreso, como lo ha mencionado en más de una oportunidad Vladimir Cerrón. (Continuará)