
Escribe: Jaime Aritio, gerente comercial en Renta4 SAB
(27 de marzo del 2025) Uno de los giros más notables que ha protagonizado Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca es aceptar que la recesión puede ser necesaria e incluso saludable. Un giro que llama la atención, ya que durante la última década el objetivo del gobierno y la Fed ha sido evitar una recesión, aún a costa de elevar los niveles de deuda y de gasto público hasta límites impensables.
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Hoy ese objetivo ya no es tan esencial y el nuevo Secretario del Tesoro, Scott Bessent, se ha ocupado de mandar un mensaje al mercado: Es indispensable un periodo de “desintoxicación” aunque ello genere una recesión pasajera. Desde entonces, las caídas se han ido moderando y la semana pasada el Nasdaq ha subido un 0.17%, aunque varias de las “siete magníficas” (Tesla, Apple, Alphabet, Nvidia, Amazon, Microsoft y Meta) siguen tocadas.
Podríamos concluir que las bolsas se han sumado también a la idea de la recesión “saludable” y han decidido poner fin a su propia corrección, al salir el S&P500 ha de la zona de corrección técnica (caída del 10% desde máximos) y el Russell 2000 también de la zona de mercado “bajista” (caída del 20% desde máximos).
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Pero la expectativa de una recesión suave y transitoria que dará paso después a la “edad de oro” no es ni mucho menos compartida por todos. Economistas como Larry Summers consideran que los aranceles provocarán una recesión que no será pasajera, y analistas como Peter Atwater llegan a decir que América puede convertirse en una economía “no invertible” (“un-investable”) como consecuencia de las políticas de Trump.
En nuestra opinión, para analizar con objetividad y rigor las propuestas económicas de Trump, es necesario situar esas propuestas en el contexto previo a su llegada. Y lo primero es entender que ni la espiral de deuda y gasto público de estos últimos años ni el modelo de comercio internacional desequilibrado, donde EE.UU. absorbe casi la mitad del superávit comercial del resto del mundo, eran sostenibles.
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Y, por tanto, había que acabar con esa situación, pero ciertamente a partir de ahí hay que construir algo nuevo y algo que funcione. No basta con destruir, hay que construir algo mejor.
Da la impresión de que Trump y su equipo, están entregados de lleno y con gran entusiasmo a la fase uno, la de la “destrucción”, con el DOGE, los aranceles y el “detox” como herramientas para lograrlo. Pero la fase dos, la de construir un modelo alternativo que funcione, nadie la tiene muy clara por el momento.
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¿Las bolsas retomarán sensa alcista?
Si volvemos a las bolsas, la novedad es que parece que los inversores empiezan a aceptar como asumibles los daños de una contracción limitada en el tiempo, para dar luego paso a la “tierra prometida” de la reactivación. Y por eso, la caída se ha detenido en las proximidades de los 5,500 puntos del S&P500.
Sin embargo, no está nada claro que tras esta pausa las bolsas vayan a retomar la senda alcista.
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La Fed parece que tampoco tiene claro cuál va a ser el resultado final de esta nueva política de “electroshock” de Trump y por ello Jerome Powell apuntó a un crecimiento más bajo y una inflación más alta, aunque matizaba que la ralentización del crecimiento será moderada y el repunte de inflación transitoria, no podemos dejar de pensar en el riesgo de estanflación si la guerra de aranceles continúa.
Por el momento las bolsas se han tranquilizado y que retomen o no sus alzas depende de lo que pase a partir del 2 de abril, día en el que Trump afirma que se aplicarán los aranceles a gran escala.
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Eso explica que la Fed haya decidido pausar la reducción de los bonos del Tesoro de su balance, bajando la cantidad mensual a amortizar de 25,000 millones de dólares a 5,000 millones de dólares. Powell, que prefiere esperar a ver qué pasa con los aranceles, elige retirar menos liquidez del mercado. De esta manera los bancos centrales parecen haber entrado en una fase de compás de espera.
Poniendo todo lo anterior en la coctelera, nuestra lectura sería que las bolsas, tanto las americanas como las europeas, van a entrar, igual que la Fed, en compás de espera y que, de momento, van a parar su caída, pero no a rebotar.