Economista jefe del IPE
El equipo Red Bull (Austria) se encamina a lograr un nuevo campeonato de Fórmula 1, superando largamente a las escuderías Ferrari (Italia) y Mercedes (Alemania). ¿Cómo es posible que una marca de bebidas energizantes logre tal hazaña? Gran parte de la respuesta tiene que ver con el “núcleo” del negocio y la tercerización (o especialización del trabajo). Estos dos conceptos, lamentablemente, vienen siendo satanizados por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) y la Comisión de Trabajo del Congreso.
Es difícil pensar en una actividad más “nuclear” en el negocio de la Fórmula 1 que fabricar y conducir los superautos, ¿verdad? Pues bien, mientras que los italianos y alemanes se encargan del diseño y la producción de sus motores, los austriacos le compran el motor a Honda (Japón). En general, Red Bull ha tercerizado el principal componente de su negocio para aprovechar el ‘expertise’ de los mejores especialistas. Lo mismo ocurre, en esencia, cuando una empresa minera subcontrata o terceriza a los mejores especialistas en mantenimiento de relaves mineros o en explosivos.
En virtud del Decreto Supremo N° 001-2022-TR, que restringe la tercerización laboral, la Fórmula 1 no podría desarrollarse en el Perú. Al menos no tal y como se conoce. Por ejemplo, Red Bull tendría que crear una división de ingenieros que se encargue de diseñar y producir unidades de potencia que permiten que un auto acelere de 0 a 100 km/h en 2.5 segundos. Esto sería un disparate para el equipo austriaco en términos de eficiencia, que llevaría a la quiebra al equipo Haas, una de las escuderías más pequeñas de la Fórmula 1. Alternativamente, Red Bull podría ‘jalarse’ a los ingenieros de Honda –que trabajan con diversos equipos de carreras en el mundo– para que solo laboren para el equipo austriaco, afectando a otros equipos incluso en otras divisiones. Nuevamente, ridículo. Como sea, el impacto negativo sobre la productividad de Red Bull y el ecosistema de equipos de carreras sería profundo. Así de absurdos pueden ser algunos de los efectos de las restricciones a la tercerización laboral.
Un aspecto clave en el funcionamiento de la Fórmula 1 es el monitoreo y la fiscalización eficiente de los comisarios, que velan por las condiciones adecuadas de competencia antes, durante y después de cada carrera. Por ejemplo, estos ‘árbitros’ tienen a su disposición 120 cámaras en cada circuito, de manera que una conducta inadecuada se puede penalizar casi en tiempo real. Lamentablemente, la fiscalización de la política laboral del Perú es muy floja, reactiva y poco inteligente. Considerando que el principal argumento del MTPE para restringir la tercerización es el abuso en contra de algunos trabajadores, harían bien las autoridades en priorizar la protección del buen empleo para identificar y sancionar a las empresas infractoras, las cuales se hallan principalmente en la informalidad. Legislar sobre lo actualmente legislado no evitará el abuso.
Que en los últimos 20 años los campeones de Fórmula 1 sean Ferrari, Mercedes y Red Bull demuestra que no existe una receta para definir un negocio, sacarlo adelante y hacerlo exitoso. En la misma línea, sería bueno entender que el “núcleo” de los negocios y los emprendimientos no se regulan por decreto. Un principio básico de la economía moderna es que la sociedad estará mejor si los más capacitados para una labor se dedican a hacerla: Red Bull lo entendió a la perfección y ahí están los resultados. El Perú, más bien, corre el riesgo de terminar último en su propia carrera.