Abogado tributarista
El tema de las controversias tributarias está tomando un nuevo rumbo en la búsqueda de lograr una solución integral a este problema, básicamente por la nueva posición que están asumiendo las empresas para salir de este entrampamiento que, en muchos casos, puede llegar a décadas en los tribunales administrativos y judiciales. Podría ser un nuevo comienzo si la SUNAT corresponde a este acto de buena fe. Analicemos qué ha venido pasando y cómo podemos llegar a una vía que nos permita a todos acceder a la justicia tributaria sin excepción.
Supongamos que estamos en el 2018, Alberto es un gasfitero muy reconocido por la calidad de sus trabajos, sus años de experiencia y el cobro justo por sus servicios. Alberto siempre actúa pegado a la ley y confiando en la buena fe de las personas. Pero sus clientes no siempre comparten el buen espíritu de nuestro amigo y más de uno no le pagó por varios servicios que realizó. En el 2019, cuando va a presentar su Declaración Jurada del Impuesto a la Renta, su contadora le recomienda considerar los servicios que no le han pagado como pérdidas y descontarlos del cálculo de su Impuesto a la Renta. Alberto ese año pagó por concepto de Impuesto a la Renta la suma de S/ 10,000.
Estamos a fines del 2021, en la última ola de la pandemia, y a Alberto le llega una notificación de SUNAT en la que se objeta el descuento que realizó por los servicios que no le pagaron en el 2018 y le señala que debe regularizar pagando Impuesto a la Renta por los servicios que nunca le pagaron y multas por este supuesto tributo omitido.
Alberto considera injusto este cobro, va a reclamar a la SUNAT y ésta le exige muchas pruebas para demostrar que no le pagaron. Pero ya han pasado tres años, no encuentra los documentos y, para colmo de males, ha cambiado de contadora. Tras nueve meses del reclamo, ya en el 2022 la SUNAT mantiene su posición y no le da la razón a Alberto.
En ese tiempo, nuestro personaje ya ha gastado casi la misma cantidad del monto en controversia en asesoría legal y contable, así como el tiempo en buscar los documentos; pero el siguiente paso es apelar al Tribunal Fiscal.
Un indignado Alberto quiere seguir la contienda, porque él siempre ha actuado de buena fe, pero también es empresario y sabe muy bien que lo único que lograría sería una victoria moral frente a la SUNAT versus el costo económico que le implicaría buscar justicia tributaria, llevando hasta las últimas consecuencias sus acciones legales.
En este ejemplo Alberto, es la personificación de muchos hombres y mujeres emprendedores que se desempeñan como pequeños, medianos o grandes empresarios. Acceder a la justicia tributaria en el Perú es caro y hasta impagable para miles de pequeños contribuyentes. El problema de fondo es que SUNAT parte de dos premisas erradas: 1) toda acotación al contribuyente es equivalente a deuda exigible, y 2) la única ruta de salida es seguir haciendo más difíciles las condiciones para apelar, es decir, para acceder a la justicia. Lo último señalado ha quedado evidenciado con el último proyecto de Ley del Ejecutivo, sobre el cobro de “deudas” tributarias.
Durante muchos años, se ha evidenciado que la raíz de este problema y sus implicancias para cualquier contribuyente. Posiblemente, si insistimos en este mismo camino, vamos a continuar obteniendo la misma consecuencia negativa de parte del fisco. Por ello, es destacable la nueva posición que han asumido algunas grandes empresas, al decidir pagar reparos no exigibles, aun cuando mantienen su legítimo derecho de seguir reclamando o apelando la controversia.
Es un acto de buena fe, como la de Alberto en el ejemplo, los pagos realizados por Buenaventura, Cerro Verde y, recientemente, Telefónica; con los que están abriendo un nuevo escenario para buscar una solución integral al problema de controversias tributarias, sin que los contribuyentes vean mellados sus derechos a continuar la impugnación de una decisión que consideran injusta. El caso de Telefónica quizás es el más emblemático, puesto que ha sido el contribuyente más cuestionado por litigar hasta las últimas instancias sus controversias, lo que ha generado que gran parte de lo que exige SUNAT sean intereses y multas. Este escenario evidentemente sacaría del mercado a cualquier mediana o pequeña empresa.
Creemos que SUNAT debe recibir esta muestra de buena fe de las empresas e iniciar un real cambio su actitud. Como ellos mismos sostienen, ni a los contribuyentes ni a la SUNAT les conviene litigar, por tanto, lo racional es buscar un vehículo para llegar a entendimientos que no vulneren los derechos de nadie.