Vicepresidente ejecutivo de Inversiones de Rimac Seguros y Reaseguros
La mayor parte de indicadores que en el pasado han servido para predecir una recesión en los EE. UU. señalan hoy una alta probabilidad de recesión en esa economía. De hecho, el indicador de recesión de la FED[1] señala una probabilidad de recesión del 66% dentro de los próximos 12 meses. De forma simultánea, las economías de la Eurozona y de la República Popular China muestran claros signos de desaceleración. En la Eurozona, el PMI compuesto - importante indicador de la actividad económica - entró en terreno negativo en julio, lo cual usualmente indica el inicio de una recesión. Mientras tanto, en China las medidas adoptadas para reactivar la economía, el sector inmobiliario y el crédito parecen estar tomando más tiempo del esperado en hacer efecto. En conjunto estas tres economías suman cerca del 60% del PBI global.
En particular, en Perú el advenimiento de esta desaceleración global debe ser particularmente pernicioso. Según los últimos datos publicados por el INEI, la economía peruana se contrajo en 0.45% durante los primeros cinco meses del año debido al pobre desempeño económico de los sectores productivos orientados a satisfacer la demanda interna. De hecho, si el sector minero no hubiese crecido en 9.8% durante el mismo período, el proceso recesivo experimentado por nuestra economía hubiese sido mucho peor. En conjunto, las actividades productivas orientadas a la demanda interna decrecieron en 2% durante el mismo período.
El desempeño del sector minero depende de las condiciones externas. Si en los próximos meses la economía global se desacelera, esto debería transmitirse al Perú como un menor crecimiento en los sectores primarios. En ese entorno, el reto de generar crecimiento económico en el Perú se hará más complejo. En particular, si durante los próximos meses esperamos que los efectos de un muy probable Fenómeno del Niño (FEN) impacten el país.
En lo que va del año el Índice de Expectativas de la Economía a 3 meses, elaborado por el BCRP permanece en el tramo pesimista. Ello se evidencia en la proyección de crecimiento de la inversión privada para este año, ubicada en -2.5% por el BCRP e incluso por debajo por el consenso de analistas. A esto habría que sumarle el potencial impacto que tendría el FEN que se estima en 1% del PBI en promedio. La combinación de un shock externo negativo -una desaceleración global- y un fenómeno climático de magnitud en un entorno de bajísima inversión privada y bajos niveles de confianza empresarial y del consumidor no permiten hacer pronósticos muy optimistas. Es posible que el crecimiento económico cierre 2023 muy cercano a cero. En 2024 se debe producir un rebote con relación al pobre desempeño del 2023 pero no lo suficiente como para llevar a la economía nacional a su tasa de crecimiento de largo plazo (entre 2,5% y 3%).
Como reflejo de esta desaceleración, los niveles de actividad en el mercado de capitales local se han reducido de manera sustancial. Entre enero y julio de 2023, el monto negociado en renta fija registró a S/ 991 MM, 53% por debajo de lo negociado en el mismo periodo de 2022 (S/ 2,118 MM). En la misma línea, el monto negociado en colocaciones primarias durante estos meses alcanzó los S/ 5.3 MM, 41% por debajo de lo registrado el año anterior. Por su parte, la Inversión Extranjera Directa (IED) viene retrocediendo por segundo trimestre consecutivo. De acuerdo con el BCRP, el primer trimestre de 2023 registró US$ 2.5 MM de IED en Perú, un poco más de la mitad de lo recibido en el mismo periodo del año anterior (US$ 4.5 MM).
[1] Indicador derivado del spread del bono del tesoro de EE. UU.