Vicepresidente Ejecutivo de Inversiones Rimac Seguros
Durante 2021, la pandemia del covid-19 se extendió por todo el planeta causando aún un gran número de fallecimientos. A la fecha, más de 5.3 millones de personas habían fallecido como resultado de esta contagiosa enfermedad. Contraintuitivamente, sin embargo, 2021 va a ser recordado también por ser uno de los años de mayor crecimiento económico. Se estima que durante los últimos 12 meses, la economía global creció a una tasa de 5.9%. Con esto, la economía global habría superado el nivel de actividad que alcanzó antes de que se iniciara la pandemia.
La recuperación de la economía global ha sido tan rápida como desigual. Tal y como lo mide el FMI, la región menos exitosa en este proceso de recuperación fue la América Latina y el Caribe. Esta región se contrajo en 2020 en 7% y durante 2021 solamente habría recuperado 6.3%. Si bien las otras regiones emergentes del mundo fueron más exitosas, en promedio las economías emergentes enfrentaron mayores dificultades para recuperarse y generar empleo que las desarrolladas.
La economía de los EE.UU. alcanzó niveles de crecimiento no vistos desde 1984 bajo el impulso del levantamiento de las medidas de restricción y de los esfuerzos de política monetaria y fiscal. Como resultado, la Reserva Federal espera que la economía de los EE.UU. alcance niveles de actividad de pleno empleo en 2022. Las economías de Europa y Japón también se recuperaron de manera acelerada. Francia, Italia y España tendrían un crecimiento cercano a 6% este año y alcanzarían sus niveles prepandemia en 2022.
Las 10 economías más grandes del mundo, que representan el 60% de la producción global recuperaron los niveles de actividad y de utilización de sus recursos durante el 2021. Los índices de utilización de la capacidad instalada de producción para EE.UU. y Europa alcanzaron niveles de 77% y 82% respectivamente. Por el contrario, las economías emergentes se han rezagado y registran tasas de desempleo de 7.0% y operan a alrededor de 70% de su capacidad instalada. América Latina, en particular, ha sido la región más rezagada con niveles de desempleo cercanos a 9.0%.
Este mal desempeño relativo –que se explica por la lenta ejecución de los planes de vacunación, el subdesarrollo de los sistemas de salud y por la disfuncionalidad de las instituciones- ha ocurrido a pesar de que nuestros principales socios comerciales, China y los Estados Unidos, fueron las naciones más exitosas en restablecer el crecimiento. China ha sido el segundo motor de la recuperación y debería alcanzar una tasa de crecimiento de 8% en 2021 manteniendo el desempleo en niveles mínimos históricos.
A pesar del contraste en términos de la velocidad de recuperación, todas las economías han registrado tasas de inflación altas en relación a los niveles de la última década. En 2021, según las proyecciones del FMI, la inflación en el conjunto de economías desarrolladas alcanzaría niveles de 3.5%, casi 2.5 veces el promedio anual registrado en la década anterior. En China, alcanzaría niveles de 2.0% y en el resto de economías emergentes alcanzaría niveles de 5.8%, multiplicándose por 1.5. Los factores que explican este surgimiento en la inflación son: el aumento en los precios del petróleo; las interrupciones de la cadena logística y la escasez de mano de obra en las regiones de mayor crecimiento.
El hecho de que sean el petróleo, las materias primas y el trabajo los factores que explican el alza de precios revela la naturaleza desigual de la recuperación. Al crecer rápidamente, las regiones más favorecidas generaron presiones de demanda sobre productos cuya oferta no se estaba expandiendo a la misma velocidad en las regiones más rezagadas. Esta disparidad en velocidades de recuperación ha generado “cuellos de botella” en muchas industrias y geografías. En particular, en aquellas que habían experimentado menores tasas de inversión o de acumulación de capital en años recientes.