Gerente de Servicios de Sostenibilidad / SGS Perú
Hay algo que nos une a todos: comer. No solo porque podemos sentarnos a comer juntos, sino porque todos comemos. Comemos cosas diferentes, en diversos formatos y tiempos. Plantas, animales, insectos, hongos. Cocido, crudo, tostado. Frito, horneado. Infinidad.
Pero, repito, todos comemos. El que no come, muere.
Desde mi espacio en el mundo de la sostenibilidad me pregunto si una costumbre tan arraigada, como alimentarnos, puede promover en las empresas y las personas una conciencia de sostenibilidad más sólida y coherente con las necesidades que la crisis climática requiere. Esta pregunta me hace un enorme eco conectando el lugar que tiene Perú en el mapa culinario global. Nuestros platos y restaurantes, el reconocimiento mundial, las cocineras y cocineros. Si hubiera un mundial culinario, no dudo que estaríamos casi siempre en la final.
Me pregunto y me respondo. Sí, sí se puede.
Como es obvio para algunos, pero no para todos, la comida viene de algún lugar. Mucha del supermercado, pero antes de eso fue probablemente planta o animal. Las plantas necesitan, además de agua y luz solar, nutrientes para crecer. Algunos de ellos se encuentran naturalmente en la tierra, pero otros son añadidos, como fertilizantes orgánicos o inorgánicos. Los animales (cerdos, vacas, pollos, pavos navideños, entre muchos otros) también necesitan alimentarse. Hay los que pastan naturalmente y los que se alimentan de productos balanceados en base a maíz, cebada, avena, trigo, soya, harina de pescado, etc. Tantos los insumos para promover el crecimiento de la comida como la logística de la comida ya producida tienen un impacto en términos de transporte, empaques, almacenamiento, etc.
En base a eso, se pueden dar cuenta que un bistec con papas fritas y arroz en un menú tiene más o menos impacto, dependiendo desde donde llegaron los insumos al lugar, como se transportaron, como se cultivaron los vegetales, que comió la vaca, etc.
Entonces, el que no come, muere; pero comer de una forma más sostenible puede reducir el impacto y promover una vida más saludable.
¿Qué pueden hacer las empresas para reducir el impacto de los alimentos?
Propongo 7 recomendaciones a tomar en cuenta y reflexionar.
Recomendación 1:
Si crees que la alimentación de los colaboradores no tiene relación con la salud ni con la salud del planeta, te recomiendo que dejes de leer este texto. Tal vez no estés convencido de que algunas de las enfermedades están directamente relacionadas con nuestros hábitos alimenticios. Te invito a investigar para desafiar tu creencia.
Recomendación 2:
Muchos de los productos (especialmente los vegetales) están disponibles en un momento del año. Así lo diseño la naturaleza. Hay temporadas de mango, de chirimoya, membrillo, palta, etc. Hay otros frutos que suelen estar disponibles de forma casi permanente. Promueve que tus colaboradores o tu proveedor use los alimentos “de estación”, son más baratos (porque son más abundantes y se ajustan a la ley de la oferta y la demanda) y seguro han viajado menos.
Recomendación 3:
Los peruanos somos muy creativos. Promueve una buena planificación del menú, ya sea en el comedor de las instalaciones de la empresa o en la casa de cada colaborador. Dietas bajas en productos cárnicos pueden reducir la Huella de Carbono. Hay una enorme variedad de alternativas saludables y nutritivas.
Recomendación 4:
Una vez vi una foto de unos plátanos envueltos en un plástico. Al inicio, pensé que era un meme. Imaginé a la madre naturaleza llorando y diciendo “tanto trabajo y esfuerzo para envolver los plátanos en su cáscara para que vengan esos seres y lo arruinen”. Se cuidadoso con lo que tu empresa compra y promueve que tus proveedores no usen empaques innecesarios.
Recomendación 5:
No desperdicies comida. A inicios del año vi un reporte mundial de Naciones Unidas que indicaba que “el hambre aumenta por cuarto año consecutivo y azota ya a más de 250 millones de personas”. Según el Banco de Alimentos, “en el Perú se desperdician 9 millones de toneladas de alimento al año y con ello, 2 millones de peruanos podrían alimentarse”
Se eficiente y mide los residuos de tu comedor o tu plato. Si son muchos, algo puedes mejorar. Por ejemplo: reduce las porciones, usa prácticas en la cocina para aprovechar mejor todos los elementos, como cáscaras, por ejemplo.
Recomendación 6:
Busca productores más sostenibles, como por ejemplo los certificados por Rainforest Alliance u otros esquemas sólidos. Los hay y cada vez más. Más ferias orgánicas, más distribuidores, más emprendedores que venden productos deliciosos como castañas de Madre de Dios que cumplen con altos estándares de sostenibilidad. Es un pecado no premiarlos comprando y promoviendo sus productos.
Recomendación 7:
El que no llora no mama, canta el viejo refrán. Se más exigente y pide alimentos más sostenibles. Si eres una empresa exígele a tu proveedor, si eres un colaborador exígele a tu empresa. Exígele al restaurante, al puesto del mercado o al supermercado. Cada uno de nosotros puede ser un embajador de una alimentación más sostenible. Alza tu voz.
Si es tan importante alimentarnos, hagámoslo bien. Si crees que no es tan importante, me atrevo a pensar que tienes dudas, ya que llegaste hasta el final del texto.