Gerente de Servicios de Sostenibilidad / SGS Perú
Como comenté en mi artículo del mes pasado, no he visto pociones ni varitas para resolver mágicamente la compleja transición por la que navegan las empresas hacia un enfoque más sostenible. No conozco un equivalente a, por ejemplo, la penicilina, que en la primera mitad del siglo pasado fue una revolución en la lucha contra las infecciones bacterianas, para combatir la inacción climática.
Sin embargo, es importante que todas las empresas y personas sean conscientes de que pueden tomar acciones concretas para agilizar su tránsito a ese mundo más sostenible del que tanto hablamos.
Me serviré de este espacio, en esta entrega y las siguientes, para compartir algunas pautas en ese sentido. Quisiera iniciar con uno de los temas que he visto a las empresas, buscando alinearse con la tendencia de sostenibilidad, priorizar: la basura.
La vemos en todos lados: en las calles, en los ríos, en la playa, flotando en el mar. Hasta se puede predecir la basura del futuro, cuando observamos los productos que compramos y luego una parte o todo se convierten en basura rápidamente. Un ejemplo muy evidente es la caja de cartón de la pasta de dientes, que básicamente se compra para tirarla a la basura. ¿Se imaginan como está diseñado el sistema para que una práctica así aún se mantenga?
El 30 de marzo de este año fue por primera vez proclamado el Día Internacional de Cero Desechos por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Según esta, “los seres humanos generan más de 2,000 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos cada año, de los cuales el 45% se gestiona de manera inadecuada. Si no se toma acción urgente, esta cantidad de basura aumentará a un aproximado de 4,000 millones de toneladas para 2050″
Un informe del Foro Económico Mundial y la Fundación Ellen MacArtur (referente en economía circular) nos advirtió sobre lo crítico que es la generación del plástico en nuestro sistema económico. El informe indica que, si las tendencias siguen así, los océanos corren el riesgo de contener más plástico que peces en el 2050. Terrible.
Algo urgente tenemos que hacer. Las empresas pueden colaborar mostrando un liderazgo que vaya más allá de contar con tachos diferenciados, una medida que es insuficiente.
Para empezar, recomiendo reflexionar y evitar caer en estos 7 pecados:
Pecado 1: Pensar que los residuos son un problema ajeno a nosotros
Generamos residuos y es nuestra responsabilidad hacernos cargo. Es muy importante aceptarlo.
Pecado 2: Comprar los tachos sin dimensionarlos adecuadamente
Cada empresa genera tipos y cantidades de residuos diferentes. Por ello, no todos los tachos deben ser del mismo tamaño. Tal vez algunos tipos de residuos son tan escasos que se pueden juntar en un mismo tacho. Para saberlo, es importante realizar una evaluación de caracterización de residuos, que permita identificar qué se genera y cuánto, a través de un muestreo. Esto facilita cualquier futura planificación.
Pecado 3: Pocos incentivos promotores
Los residuos llegan a las empresas probablemente porque los compran. Se debe revisar qué se está comprando y partir de allí se pueden tomar decisiones para evitarlos, sustituirlos o en todo caso minimizarlos. Para eso se requieren políticas y lineamientos que promuevan compras más responsables y cuenten con el apoyo de la alta dirección.
Pecado 4: Imaginar que todos saben dónde colocar cada cosa
Los tachos no hacen la segregación. Las personas son las que deben, antes de tirar el residuo, tomar la decisión de dónde colocar cada cosa. La evidencia me dice que no es tan sencillo. Los colores de los tachos y los cartelitos con ejemplos a veces no son suficiente. Se requiere formar un nuevo hábito y, por ende, fortalecer capacidades.
Pecado 5: Poca conciencia de todo el ciclo de vida de los residuos
Una vez que ya se generó el residuo, fue segregado y transportado, cabe preguntarse a dónde lo llevan y si ese lugar es su mejor destino. Adicionalmente, es importante identificar y conectar la oferta (los residuos) con la demanda (los interesados, que le pueden dar uso).
Pecado 6: Creer que es simple
La gestión de los residuos tiene varias aristas. Si bien se pueden encontrar diversas recomendaciones o artículos en internet, a veces se requiere de la participación de expertos para el diseño del sistema adecuado.
Pecado 7: Si algo te salió bien, no guardes el secreto
Si hubo una buena experiencia con alguna práctica, un proveedor, un experto, algún material, etc., hay que ser generoso con la información. Compartirla puede ayudar a quienes estén en la misma búsqueda.
Recomiendo a las empresas hacer una prueba ácida y sincera en relación con estos pecados para mejorar su gestión. Encontrar conexión entre oferta y demanda, podrían hacer que los residuos generen oportunidades de negocios para las empresas y otros actores en la cadena. Mi abuela decía “la basura de unos es la riqueza de otros”.
Además, estos pecados también aplican a las personas en sus casas. Te invito a cerrar los ojos y autoevaluarte.