
Escribe: Carlo León, gerente de Renta Fija de Prima AFP
En los últimos días, los mercados globales han mostrado una volatilidad que desafía la lógica. Declaraciones imprevistas, medidas proteccionistas y tensiones geopolíticas han desplazado a los fundamentos como principales motores del comportamiento financiero. Este nuevo entorno no solo es más incierto, sino también más complejo y desafiante para los inversionistas. Pero ¿Qué implica esto para aquellos que apuestan al largo plazo?
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Estados Unidos agitó nuevamente los mercados al confirmar un aumento de aranceles sobre productos chinos de hasta 145%. La respuesta fue inmediata: caídas bursátiles, depreciación del dólar y una migración hacia activos refugio como el oro y otras monedas desarrolladas. China respondió elevando sus aranceles sobre productos estadounidenses al 125%, calificando las medidas de Trump como una “broma”.
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Sin embargo, hay matices. El presidente Trump, quien se autodenomina “Tariff Man”, anunció una pausa de 90 días en los aranceles para la mayoría de países. Esto podría abrir espacio para negociaciones con algunas naciones que ya preparan propuestas concretas. Aunque su enfoque proteccionista ha sido cuestionado, el giro hacia la negociación refleja una comprensión básica: el aislamiento económico tiene un costo político y social alto. Como argumentó el Wall Street Journal, el comercio no es una elección ideológica, sino una necesidad estratégica.
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América Latina, y en particular el Perú, se ha mantenido relativamente al margen de los impactos más inmediatos. Con un perfil arancelario bajo, políticas macroeconómicas prudentes y una menor exposición directa a EE.UU., los mercados locales han mostrado capacidad de resiliencia. Pero esto no equivale a inmunidad. La dependencia comercial con China –principal socio de exportación– y la fragilidad de la inversión privada hacen que una contracción global afecte inevitablemente el crecimiento local.
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Invertir en medio de la volatilidad sigue siendo válido, pero requiere más que fe en el largo plazo. Requiere estrategia, diversificación y, sobre todo, comprensión del nuevo entorno. Evaluar los riesgos asociados con la volatilidad actual y diversificar inversiones en diferentes sectores y geografías es esencial. Mantenerse informado sobre factores geopolíticos y medidas proteccionistas, y ajustar las estrategias en consecuencia, es crucial. Basar las decisiones de inversión en datos sólidos y análisis detallados, utilizando fuentes confiables de información financiera, es fundamental. Finalmente, el trading de corto plazo o dejarse llevar por noticias puede generar más ruido y ser perjudicial para los portafolios, desviando la atención de una estrategia sólida a largo plazo.
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Como lo advierte la historia reciente, las correcciones de mercado no son oportunidades automáticas. Son contextos de riesgo que exigen análisis y decisiones bien informadas. La volatilidad no es nueva, pero su naturaleza ha cambiado. Y si bien el largo plazo sigue siendo una brújula confiable, navegar hacia él exige algo más que paciencia: exige claridad, datos y capacidad de reacción. Esa es la verdadera estrategia para salir fortalecido cuando el polvo finalmente se asiente.