
Escribe: Antonio Risso, Managing Director de Wealth Management de Credicorp Capital
Revisando diferentes reportes de estrategias de inversiones sobre las perspectivas del mercado para este 2025, encontré un gran consenso en torno a continuar sobre ponderando la inversión en renta variable de EE.UU. a pesar de sus elevadas valorizaciones (expresado en un ratio precio-utilidad de 22 veces para el S&P500). Estas valorizaciones recogen las expectativas favorables de dicha economía que, a su vez, deberían redundar en una sorpresa positiva de resultados empresariales a futuro. En caso no se materialicen estos resultados empresariales extraordinarios, podríamos presenciar ciertas correcciones de mercado.
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En contraste, la renta variable europea y la de mercados emergentes continuaban siendo subponderadas en los portafolios. En el primer caso, el débil crecimiento de la economía europea, los bajos niveles de inversión y la inestabilidad política han venido afectando los resultados corporativos dejando al MSCI europeo cotizando a niveles muy descontados, de hasta 13 veces precio-utilidad. En el segundo caso, los mercados emergentes han venido enfrentando sus propios desafíos con una China golpeada por problemas estructurales en su economía, una pesada carga de deuda, una ralentización de la productividad, un bajo consumo y el envejecimiento de la población.
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Si bien las perspectivas parecen sombrías tanto en Europa como en China, ¿cómo explicamos que la renta variable europea haya rentado más de 10% en lo que va del año o las acciones de gran capitalización en China hayan subido más de 50% en los últimos 12 meses? La respuesta está en que los mercados accionarios siempre “se adelantan” y empiezan a incorporar expectativas de una mejora futura, mucho antes que dichas mejorías se vean reflejadas en indicadores consistentes de actividad económica y empresariales. En el caso de Europa, los recortes en las tasas de interés han empezado a generar un repunte en el consumo privado, así como en la demanda del crédito para inversión. En China, las bajas tasas de interés y los diversos paquetes de apoyo al sector inmobiliario estarían generado un punto de inflexión en un sector que representa el 25% de su PBI.
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En resumen, hay motivos para continuar siendo constructivos con la renta variable de EE. UU., pero también con la renta variable europea y de mercados emergentes dadas sus atractivas valorizaciones y perspectivas futuras. Hoy más que nunca es clave ser disciplinados en nuestra exposición a las acciones globales, diversificando correctamente entre regiones. Resulta previsible que los elevados retornos en acciones de EE. UU. eventualmente cederán y que las valorizaciones de las acciones europeas y de mercados emergentes se recuperarán hacia niveles más acordes con sus promedios históricos. A ello se le conoce en inversiones como “la reversión a la media”.