Gerente de Alternativos y Análisis de Prima AFP
La inversión ESG (ambiental, social y de gobierno corporativo, por sus siglas en inglés) ha pasado de ser un tema de nicho, hace algunos años, a considerarse “mainstream” en el sector financiero. Hoy existen más de US$ 120 trillones (millones de millones) en activos administrados por gestores firmantes de los Principios de Inversión Responsable (PRI) a nivel global, y hay un número cada vez más alto de compañías que reportan su gestión ESG a nivel local y mundial. A pesar de esto, aún se suelen confundir conceptos y, dependiendo a quién se le pregunte, la respuesta es distinta. Y es que, efectivamente, la inversión ESG abarca diferentes estrategias con diferentes objetivos y existe desinformación e, incluso, politización del tema. Debido a la relevancia que ha alcanzado la inversión ESG a nivel global durante el 2022, han surgido detractores y mucho debate en un contexto de crisis energética, subida de tasas, caídas en el mercado y expectativas de recesión global.
Entonces, ¿qué es la inversión ESG? Como concepto general significa incluir los factores materiales ESG en las decisiones de inversión y tener un rol activo para influir en la evolución de estos factores materiales.
En mi opinión, el concepto de materialidad es el más relevante en la ecuación. Entendamos materialidad como los factores ESG que, de manejarse adecuadamente, pueden generar un impacto financiero positivo. Por el contrario, si no se manejan bien, estos pueden poner en riesgo la supervivencia de las empresas en el largo plazo. Por ende, la inversión ESG puede buscar exclusivamente el retorno financiero, aunque algunas estrategias ESG buscan además el impacto positivo social o ambiental.
Desde el punto de vista de gestión de portafolios y tomando en cuenta los cambios estructurales que se vienen dando, considero que es importante integrar la sostenibilidad a la estrategia de largo plazo de las empresas. Asimismo, los inversionistas debemos ser capaces de poder evaluar si las organizaciones en las que invertimos están adecuadamente preparadas en los aspectos que son materiales para su negocio.
Pensemos en casos que hemos vivido de cerca, por ejemplo, lo material que es la ética en los negocios para una empresa constructora, el manejo adecuado de residuos o garantizar la salud y seguridad de la fuerza laboral para una minera, así como lo es asegurar la calidad de sus productos para una empresa de consumo masivo, tener una estrategia de transición energética para una empresa de energía, o la ciberseguridad y la inclusión financiera para una compañía financiera. En todo caso, si bien la inversión ESG es un campo que seguirá en evolución, es clave entender que está enfocada en generar retornos financieros con un enfoque en la generación de valor de largo plazo.