Escribe: Sandro Denegri, Chief Data Officer de Mibanco
Kai-Fu Lee en su libro “AI 2041: Ten Visions for Our Future” describe el mundo OMO (Online-Merge-Offline) como la próxima –verdadera– gran revolución tecnológica. El mundo OMO se refiere a la fusión perfecta entre los mundos digital y físico, creando experiencias fluidas –sin fricción– para los usuarios. O sea, las barreras entre estos dos mundos se desvanecen por la integración total de la inteligencia artificial (IA) en nuestra vida cotidiana.
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En concreto serán los agentes de IA los grandes habilitadores del mundo OMO y los gigantes de la IA no están dejando pasar la oportunidad: en el 2025 entrarán en escena una nueva generación de agentes de IA: AgentGPT (OpenAI), Gemini 2.0 (Google) y Claude/Sonnet (Anthropic); que nos acercarán a ese mundo que Lee visualiza para el 2041.
Un agente de IA es un programa –algoritmo– autónomo diseñado para realizar tareas en el mundo real, para lo cual toma decisiones, responde y se adapta a su entorno con poca o ninguna intervención humana. Los agentes de IA se diferencian de los asistentes de IA –que son los que venimos usando– en que estos últimos solo nos dan recomendaciones para tareas muy específicas, mientras los primeros ejecutan tareas complejas respondiendo a situaciones no planificadas. Los asistentes de IA sugieren, los agentes de IA hacen.
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Un asistente de IA puede hacer una presentación para una reunión de trabajo; un agente de IA podrá hacer la presentación, enviarla por email a nuestro jefe pidiendo feedback y cambiarla en base a este. Otro ejemplo, un agente de IA podrá rescatar una orden de compra de un buzón de correo electrónico, hacer el despacho y la factura correspondientes en el ERP de la empresa y actualizar la hoja de cálculo con las órdenes pendientes de un responsable comercial.
El 2024 fue el año de la IA juguete –con los asistentes de IA–, el 2025 será el año de la IA herramienta –con los agentes de IA–, por ello es apasionante pensar hasta donde pueden llegar los niveles de productividad en las empresas y las personas en un mundo OMO en el que la IA decide y actúa en nuestro nombre masivamente ¿Las empresas triunfadoras serán las que tengan el mejor talento... y los mejores agentes?
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En este contexto, el concepto de preaprobación se vuelve especialmente crítico. Las empresas –y las personas– tienen que decidir hasta qué punto van a dar autonomía a los agentes para que tomen decisiones; teniendo en mente que a los algoritmos podemos delegarles la autoridad para hacer cosas; pero nunca la responsabilidad por las consecuencias de estas.
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