Economista
Mucho se critica al oficialismo, y a Pedro Castillo en particular, por las contradicciones públicas (que hace poco alcanzaron niveles internacionales), por las inconsistencias, por la muy poca eficiencia de su gobierno, etc. Pero ¿le hemos dado el peso suficiente a la posibilidad que (sin negar ineficiencias e inconsistencias no planeadas) eso pueda obedecer a un plan orientado a agudizar las contradicciones mientras aceleran sus programas? Ya que –como lo mencionáramos– ninguna revolución florece en un ambiente de tranquilidad, de crecimiento, de paz.
Si bien es cierto que continuaron las contradicciones oficialistas, esta vez el papelón fue internacional: mientras ante un auditorio Castillo enfatizaba que “en el Perú tenemos corruptos de todo calibre, y hasta para exportar”, y apoyaba el cambio de Constitución, en otro invitaba a los inversionistas a invertir en nuestro país con toda confianza. Mientras tanto en Lima el vicecanciller afirmaba que el gobierno de Maduro no tiene legitimidad, y en EE.UU. el embajador peruano ante la OEA precisaba que “el grupo de Lima ha cumplido su ciclo”. Y a pesar de las numerosas críticas que recibe el ministro de Trabajo, y de habérsele sindicado como una persona que dirigía atentados de Sendero Luminoso, Castillo le da muestras de respaldo, afirmando que él “conoce de cerca lo que sufre un trabajador”, demandándole eliminar las “leyes represivas a las masas”.
El oficialismo se está adueñando de la cancha en sectores claves, tal como han hecho en otros países. Por ejemplo, en el Primer Congreso Nacional de Juventudes en Arequipa se invitó a Evo Morales como expositor principal para que continúe con su labor evangelizadora. Allí Morales enfatizó “yo saludo los gritos de la Asamblea Constituyente” en el Perú para “refundar” el país, como hizo él en Bolivia, que pasó “del Estado colonial al Estado plurinacional”.
Mientras el oficialismo está avanzando a buen ritmo con su verdadera agenda, no tan oculta, la oposición no avanza a igual ritmo. Además, la oposición reclama unidad, pero siempre que sea liderada por mi agrupación política.
Por su parte el Gobierno continúa ignorando al sector privado e inclusive acelerando el paso. Al ejemplo del ministro de Trabajo, quien elaboró su Agenda 19 (programa de reformas laborales) solo con representantes de los principales sindicatos, lo siguió el titular de Agricultura, publicando la RM N° 0274-2021-MIDAGRI, que crea el Grupo de Trabajo Sectorial para el desarrollo en el marco de la Segunda Reforma Agraria. Este grupo aprobará los lineamientos de dicha reforma y la formulación del plan de acción para el desarrollo del sector. Sin embargo, si se revisa la lista de los integrantes, solo se encontrará una serie de burócratas del ministerio y numerosos representantes de los agricultores (de Conveagro, de la Confederación Nacional Agraria, de la Central Única de Rondas Campesinas, etc.), pero ningún representante del sector privado. Inclusive, la norma señala que el Grupo de Trabajo podría convocar a representantes del sector privado con derecho a voz, pero sin voto. Y en estas condiciones Castillo invita a los empresarios a invertir en el Perú con confianza.
Asimismo, hay que resaltar que las promesas efectuadas por Pedro Castillo a los inversionistas norteamericanos serán imposibles de cumplir mientras sigan adelante los acelerados planes del combo desestabilizador referéndum-constituyente-nueva Constitución (a lo que no ha renunciado Castillo) y se mantenga el gabinete Bellido. Además, hay que recordar que el radicalismo no solo se encuentra en el grupo de los cerronistas (aunque sí son los más vociferantes), sino en el de los profesores (vinculados más orgánicamente con SL). Por lo que mientras la oposición parlamentaria continúe dividida, sin liderazgo y privilegiando intereses personales o institucionales sobre los nacionales, serán ellos los que tendrán que responder ante la historia.