Economista
En medio de la Invasión de Rusia a Ucrania, la aplicación de nuevas sanciones económicas del quinto paquete con embargo a compras de carbón, petróleo y en perspectiva del gas por parte de la Unión Europea (UE) sobre Rusia, pone a esta en un dilema: Afrontar encarecimiento y probable racionalización energética producto de sanciones aplicadas o menos costo económico al establecer leves sanciones por vulneración de DD.HH. por los rusos. Este sería un buen ejemplo de libro de texto sobre la vinculación entre geopolítica y economía, veamos cómo.
La invasión iniciada desde el 26 de febrero y su permanencia en el tiempo ha implicado desde Occidente la aplicación de una serie de restricciones económicas: Prohibición a empresas occidentales a seguir abastecimiento en mercado ruso, no acceso al Swift, cancelación uso patentes, etc. y además después se cerrarían gasoductos, lo que a la vez sería la respuesta rusa por un posible embargo del crudo.
El caso es que la confianza en Rusia como proveedor energético (40% y 27% del gas y petróleo consumido en la UE respectivamente) pone en cuestión –dada una desordenada retracción de la oferta- que la UE empiece a bajar el consumo mientras encuentra opciones de suministro. Las reducciones de importaciones de petróleo ruso, por venir y la probable interrupción de abastecimiento del gas dado el aumento de precios de la energía llevarían a un escenario de racionamiento energético, cuya última vez data de la crisis del petróleo de 1973. De esta manera según Bruselas el PBI se contraería en 6%. Nuevas amenazas de ocurrencia de un ataque químico o nuclear deterioran aún más las expectativas futuras sobre el contexto descrito.
Cada acción violenta de Rusia en la invasión de Ucrania, justifica más el corte de importaciones de petróleo y gas. Estas imitaciones por venir –por el lado de la demanda- en el uso del auto o de calefacción en casas afectará negativamente en el bienestar de la gente. Frente a este complicado contexto, la UE pudo comprometer a EE UU de aumentar este año en 15,000 millones de metros cúbicos sus exportaciones de gas natural licuado (GNL) a Europa. Italia y Alemania con alta dependencia de la energía rusa han estado muy activos, Italia acordó con Argelia, un 40% más de gas a través del gaseoducto Transmed, y con Egipto para el suministro de GNL. Alemania acordó con Qatar gas licuado del golfo. Un punto crítico es si las corporaciones energéticas europeas aumentarían sus reservas a precios altos derivados del conflicto en Ucrania y sin seguridades de recuperar la inversión en la campaña de invierno. Pero incluso considerando que 19 países de la UE tienen capacidad de almacenar energía, esta capacidad al 100%, 400,000 millones m3 solo alcanza al 25% de la demanda anual.
Haciendo más complejizando el contexto, el 07 abril la UE decretó el embargo sobre el carbón ruso, paso que la enfila hacia la ruptura de relación energética comercial con el país de Putin. El calendario de la UE plantea que este año se reduzca en un 66% la dependencia energética respecto a Rusia. Hay un libreto ya definido: La continuidad de acciones militares con crecientes crímenes de guerra por el Ejército ruso, con un continuo suministro de Occidente de armas y financiamiento a Ucrania, hace inviable la existencia de una relación comercial confiable entre las ofertantes empresas energéticas rusas y sus demandantes europeos. Se comienza restringiendo el carbón, luego el petróleo y finalmente el gas.
La búsqueda de alternativas de energía acarrea, además, un previsible aumento de precios, añadido al que ya se ha producido y que ha llevado a la mayoría de los países europeos a adoptar medidas para intentar mitigar o neutralizar el impacto de la crisis energética en ciudadanos y empresas. En total, 24 de 27 países de la UE, han adoptado ese tipo de planes con un coste presupuestario considerable.