Escribe: Javier Postigo, CEO de Mall Aventura.
En la última década, hemos presenciado la transformación del comercio retail, impulsada principalmente por el cambio en las expectativas de los consumidores. Hoy, la generación Z, nacida entre 1995 y 2010, comienza a consolidarse como un grupo demográfico influyente que redefine las reglas del juego para los centros comerciales y el retail en general. Su creciente presencia obliga a las empresas a replantear sus estrategias, ya que esta generación tiene características y prioridades distintas a las de sus predecesoras.
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A diferencia de los millennials, la generación Z ha crecido en un entorno completamente digital. Son nativos tecnológicos, lo que significa que la mayoría de sus experiencias, tanto de ocio como de consumo, están mediadas por la tecnología. Esto no solo ha cambiado la manera en que compran, sino también las expectativas que tienen sobre las marcas y los espacios comerciales.
Para ellos, la autenticidad y la sostenibilidad son fundamentales. Son consumidores que valoran las experiencias tanto como los productos. Están menos interesados en acumular bienes materiales y más enfocados en el consumo responsable, buscando marcas que se alineen con sus valores. Además, están acostumbrados a un entorno digital fluido, donde la personalización y la inmediatez son la norma.
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Ante esta realidad, los centros comerciales tradicionales enfrentan un desafío significativo: deben transformarse para seguir siendo relevantes en un mundo donde el consumo digital predomina. Sin embargo, esta transformación no se trata simplemente de integrar tecnología o de ofrecer servicios en línea. Se trata de crear espacios que resuenen con los valores y las expectativas de este segmento de la población.
Para captar la atención de los jóvenes, es crucial desarrollar estrategias que aprovechen tecnologías como la inteligencia artificial, que pueden personalizar y mejorar las experiencias. Los centros comerciales deben convertirse en destinos que ofrezcan experiencias únicas que no se puedan replicar en línea. Esto incluye la creación de espacios dedicados al wellness, una tendencia creciente entre los jóvenes que buscan alimentarse mejor y participar en actividades que los hagan sentirse bien. Además, la integración de experiencias inmersivas, como instalaciones artísticas interactivas y eventos exclusivos que combinen entretenimiento, educación y bienestar, será clave.
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Del mismo modo, la integración digital juega un rol fundamental. La tecnología debe ser un facilitador, no un fin en sí misma. Los centros comerciales pueden aprovechar la tecnología para mejorar la experiencia del cliente, desde aplicaciones móviles que ofrezcan promociones personalizadas hasta la implementación de realidad aumentada para enriquecer la experiencia de compra. Además, la integración de plataformas de redes sociales que faciliten la compartición de experiencias en tiempo real puede ayudar a atraer a un público más amplio.
Asimismo, el compromiso con la sostenibilidad cobra cada vez más relevancia dentro de la generación Z. Estos jóvenes son cada vez más conscientes de los problemas ambientales, y tienden a apoyar a las marcas que muestran un compromiso genuino con la sostenibilidad. Los centros comerciales pueden adoptar prácticas más verdes, como la gestión eficiente de residuos, el uso de energías renovables, y la promoción de tiendas que ofrecen productos sostenibles. Además, la transparencia en estas prácticas es clave para ganar la confianza de estos consumidores.
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Es cada día más evidente que un centro comercial debe ser un espacio para la comunidad. Los jóvenes valoran la conexión y la comunidad. Los centros comerciales pueden posicionarse como hubs comunitarios, ofreciendo espacios donde las personas puedan reunirse, colaborar y aprender. Esto podría incluir desde áreas de co-working hasta programas que apoyen a emprendedores locales o iniciativas comunitarias.
El reto de atraer a la generación Z es, en última instancia, una oportunidad para que los centros comerciales se reinventen y se conviertan en espacios que no solo faciliten el consumo, sino que también promuevan valores compartidos y experiencias memorables. Los centros comerciales que puedan ofrecer esto, al mismo tiempo que integran la tecnología de manera efectiva, estarán bien posicionados para no solo sobrevivir, sino prosperar en la próxima década.
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