Recibir enseñanzas del Derecho Tributario debería ser una meta desde los años más tempranos del individuo, incrementando así la cultura fiscal y la conciencia del deber de contribuir del futuro contribuyente, desde las aulas del colegio.
No solo, -después en la Universidad-, se trata de un tema inherente a contadores y abogados, casi esotérico y temido, sino que consideramos que es un asunto transversal a cualquier carrera profesional, pues todos en algún momento de nuestras vidas vamos a tener que lidiar con lo tributario, ya sea porque vendamos algo, prestemos servicios de asesoría, alquilemos, percibamos dividendos o regalías, generemos utilidades en empresas, etc. Caso todos nuestros actos humanos implican el tributar. De esa coacción normada no nos salvamos.
Por eso no se entiende cómo en algunas Universidades lo tributario no es un tema que sea obligatorio en Estudios Generales e inclusive en carreras como Administración, Ingeniería, Economía, Marketing, etc.
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Por ejemplo; tomemos el caso del área de Marketing. El especialista en esta rama en algún momento tendrá que programar entregas de bonificaciones y de promociones; ¿sabe acaso el tratamiento de estas entregas gratuitas en el IGV?; o el caso del Gerente de Logística: ¿sabe acaso el tratamiento de los faltantes y sobrantes, de los controles tributarios en los Inventarios, de las obligaciones y detalles de las Guías de remisión, entre otros rubros de su Área?. Y así podríamos repasar cualquier Sección de una empresa y siempre habrán tema stributarios inherentes a ella, que los colaboradores deberían mínimamente conocer.
“Esto lo ve mi contador o mi asesor” – muchos pensarán. “No necesito saber ello, porque además es complicadísimo” – señalarán otros, asustados.
Pero señores, muchas veces, por ejemplo, un asesor responde reactivamente, -es decir cuando ya el problema es de resolución tardía-, cuando se pudieron generar controles previos y evidencias documentarias, antes de que surja una contingencia. ¿Es culpa del contador o del asesor que ello no se haya generado?. Evidentemente que no; si las diversas personas de una empresa hubiesen sabido lo mínimo de lo que significa “fehaciencia” y “prescripción”, otra hubiera sido la situación frente a una fiscalización de la Administración.
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Y el problema es que nos damos cuenta de la importancia de lo tributario cuando ya es tarde, o cuando nos duele infinitamente la deuda a pagar de manera coercitiva.
“Dentro de poco no se necesitarán contadores” – muchos exclaman ante la automatización de la contabilidad y el control del Fisco sobre ella. Lo cual no es también a nuestro parecer cierto: los contadores siempre serán infinitamente necesarios, porque un “robot” o un sistema automatizado no piensa en las diversas aristas que una declaración jurada pudiera tener, como por ejemplo, en los pagos a cuenta discernir entre los ingresos devengados o no.
Esa “despersonalización” del Derecho Tributario y su falta de difusión -que hemos reseñado líneas arriba-, es lo que genera, finalmente, posibles contingencias frente al Fisco. Aunado al complicado hecho de que, verbigracia, en una empresa los miembros de diversas áreas no se interrelacionan para maximizar el ahorro en el tema tributario (dentro de la “economía de opción”) y pagar lo que es justo, sin generar sanciones.
Solo cuando nos llega una fiscalización de la SUNAT, recién nos damos cuenta de cuán importante era discutir los temas tributarios (antes de), como generar -por cada Área de la empresa- las políticas de gastos respectivas dentro del término prescriptorio.
“No nos llenes de papeles” – es la frase que muchos integrantes de la empresa le dicen al sufrido contador, sin saber por ejemplo, que esa Acta de entrega de regalos navideños es clave para sustentar el gasto recreativo de los trabajadores; o que esa Acta de Junta General de Accionistas o de Directorio, -que tantas veces el contador o abogado tributarista han solicitado-, hubiese coadyuvado a la fehaciencia del gasto y ayudado a ganar una reclamación ante el Fisco..
Po eso insistimos: el Derecho Tributario se debe esparcir y difundir en todas las Áreas, para que el personal adquiera conciencia de los riesgos fiscales y que no se den finalmente malas decisiones tributarias que pueden hasta hacer quebrar a una empresa.
Difusión de la Cultura tributaria, enseñanza generalizada, y no subestimar las capacidades de los especialistas en lo impositivo (como son los contadores), son los pilares de un crecimiento sostenido y responsable, basado en el respeto a los derechos tributarios constitucionalizados, y dentro de esa necesaria verificación de que lo que se tributa realmente se invierta en mejoras de servicios públicos; porque de nada sirve saber qué y cómo tributar, si no se ve al frente en qué se invierten nuestros tributos.
![Francisco Pantigoso Velloso da Silveira](https://gestion.pe/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Felcomercio%2F2909166b-2503-48ea-9373-166bf54fc9da.png?auth=e84c9d8ac1b27338accde3f5cdf3500cec517f867310374130621864cf2dea7b&width=64&height=64&quality=75&smart=true)
Catedrático de las universidades del Pacífico, UPC y UCSUR. Director de la Maestría en Tributación de la UPC.
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