Especialista en el mercado financiero y emprendedora
Desde finales del siglo XIX, cuando acabó la Revolución Industrial, se marcó un acontecimiento histórico donde la economía y el trabajo cambiaron por completo. Había una condición laboral que afectaba directamente a las mujeres, esto era que las trabajadoras eran explotadas laborando horas extras y no había ninguna ley que pudiera interceder por ellas.
Con el paso del tiempo, mujeres de diferentes partes del mundo notaron la necesidad de luchar por conseguir la misma igualdad de oportunidades y de derechos que los hombres en el mercado laboral. Frente a esta situación se ha trabajado constantemente para eliminar la brecha de género en diferentes ámbitos de la sociedad. El Global Gender Gap Report reveló que existe un 32% de brecha de género en el mundo empresarial, dónde se corrobora la baja participación laboral femenina. En Latinoamérica solo el 7% de las mujeres llegan a tener un cargo alto en una MYPE (mediana y pequeña empresa) y en nuestro país solo el 33% está representado por el público femenino, mientras que el resto es liderado por hombres.
La visión que tiene el feminismo empresarial es promover las virtudes feministas a través del proceso de creación de corporaciones y organizaciones en el que mujeres, de diferentes partes del mundo, puedan mejorar su posición en la sociedad. También se busca modificar el sistema tradicional de negocios, intercambiar conocimientos, eliminar las estructuras jerárquicas, impulsar las relaciones igualitarias entre todos los trabajadores, fomentar un liderazgo participativo y confiar en el trabajo en equipo, para así lograr una cantidad de oportunidades trascendental.
Por ello, con el paso del tiempo, se ha ido derrumbando cada una de las barreras empresariales. Estos grandes pasos se han logrado gracias a las diferentes leyes que el gobierno ha desarrollado. Por ejemplo, en el campo empresarial de nuestro país, se han designado las siguientes leyes para derribar la brecha de género: Discriminación remunerativa (N°30709), hostigamiento sexual (N°27942), protección para la madre trabajadora (N°30367), violencia familiar (N°30364) y un Lactario obligatorio (N°29896).
Si nos centramos en la ley del lactario obligatorio, esta debe seguir siendo reforzada por parte de instituciones privadas y del estado, para así seguir generando más decretos que vayan de acuerdo a la maternidad; ya que, muchas madres se ven obligadas a dejar su puesto de trabajo para dedicarse a la crianza y desarrollo de sus hijos, donde no solo podrían perder su fuente de ingresos, sino que también no podrían seguir desarrollándose profesionalmente.
Específicamente, en Estados Unidos, tanto las mujeres con carga familiar, como las que no, son respaldadas por leyes que protegen sus derechos, esto se ve reflejado en una gran cantidad de mujeres que son propietarias de más de la mitad de pequeñas empresas, generando un impacto de US$3 billones al año. El feminismo empresarial podría ser de gran aporte para nuestro país, porque llevaría a eliminar las brechas de género en diferentes sectores, se rompería con los estereotipos y, sobre todo, contribuiría activamente con la economía nacional.