El desempeño de la economía global en 2023 ha resultado ser mejor de lo previsto, sobre todo si tenemos en cuenta el panorama al que se enfrentaba a principios de año y los shocks a los que se ha visto sometida. Recordemos que hace doce meses China estaba saliendo de su política de covid cero, Europa se encontraba aún muy pendiente del impacto que la guerra en Ucrania podía tener en la provisión de energía, y los bancos centrales de las principales economías avanzadas estaban enfrascados en un ciclo de subidas de tipos de interés para frenar una inflación aún elevada que podían dar lugar a una recesión en Estados Unidos y otros países. A ello se ha añadido el conflicto entre Israel y Hamás desde octubre, que no ha dado lugar a un aumento brusco de precios de la energía como sí ocurrió en otras guerras pasadas en la zona, pero que todavía supone riesgos importantes sobre el comercio global, como los recientes ataques en el mar Rojo.