Economista del IEP
Las cifras sobre la incidencia de la pobreza en el 2022, que hace unos días presentó el INEI, traen lo que se esperaba: subió la pobreza. El incremento era lo esperable ante el bajo crecimiento del 2022 y el sostenimiento de altos niveles de inflación, en particular en rubros de alto impacto para los sectores de menores recursos como alimentos, transporte y energía.
Sin más y mejores empleos y con precios, sobre todo de alimentos, crecientes, la pobreza solo empeorará. Este incremento de pobreza, de 26% a 27.5%, se dio sobre todo en el ámbito urbano, y en Lima en particular, abriendo una valiosa discusión sobre la urgencia de atender a las familias urbanas que han caído en pobreza.
Se requiere de un conjunto de intervenciones de asistencia inmediata -programas sociales, empleo temporal, etc.- articulados con acciones que mejoren las oportunidades para que las familias de nuestros centros urbanos puedan generar estrategias de salida de la pobreza.
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Para eso no bastan programas sociales, se necesitan inversiones en infraestructura y servicios públicos y privados de calidad: transporte urbano inclusivo, salud al alcance de todos, con calidad y oportunidad, acceso a agua segura y servicios de saneamiento, más seguridad ciudadana, servicios financieros, capacitación laboral, etc.
Sin embargo, lo preocupante no solo es el incremento en la incidencia de la pobreza, sino que los peruanos que ya estaban en situación pobreza han visto empeorar sus condiciones de vida.
La pobreza extrema ha pasado de 4.1% a 5%, un incremento de más de 20% entre 2021 y 2022. Los hogares de menores recursos han registrado reducciones en su consumo (medido como su gasto real) respecto al 2021 y niveles de consumo mucho menores que prepandemia.
Mientras que los estratos más acomodados han registrado modestas mejoras en sus niveles de consumo. Con ello, los más pobres se han hecho más pobres y la distancia frente a los estratos más acomodados se ha ampliado.
Lo que nos muestran las cifras de pobreza del 2022 es que quienes ya estaban en situación de pobreza, hoy están peor y con ello están más lejos de superar dicha condición.
Las cifras de pobreza 2022 muestran además que los ciudadanos que enfrentan la mayor pobreza, pobreza extrema, están concentrados en el mundo rural. En el Perú rural, donde habita menos del 20% de la población, vive el 58% de los más de 1.6 millones de peruanos en situación de pobreza extrema.
Estos ciudadanos peruanos enfrentan una situación crítica. Estar en situación de pobreza extrema implica que ni utilizando el conjunto de sus recursos -ingresos, autoconsumo, autosuministro, donaciones, regalos, etc.- y dejando todo otro gasto de lado, estos peruanos lograrían cubrir una canasta básica alimentaria.
En 2022 en el Perú rural, es decir entre aquellos peruanos que viven de forma dispersa en pequeños centros poblados (de menos de 2000 habitantes), el 15% de personas enfrenta una situación de extrema pobreza.
En el medio urbano, este tipo de pobreza no llega al 3%. Estas familias mayoritariamente rurales están en riesgo no solo de no poder alimentarse o agenciarse los servicios mínimos hoy, sino que están poniendo en riesgo su salud y su futuro. Debería ser una preocupación central de las autoridades proteger y asistir a este grupo de ciudadanos ante esta crítica situación.
Desgraciadamente, nada hace pensar que en el 2023 las cosas vayan a ir mejor para los peruanos en situación de pobreza y pobreza extrema. Si tenemos suerte, repetiremos las preocupantes condiciones del 2022 -bajo crecimiento, inflación aún alta, problemas productivos en el sector alimentos, etc.-, pero lo más probable es que las cosas se compliquen con la creciente probabilidad de más y más severos fenómenos climáticos, que destruirán infraestructura, que afectarán negativamente los medios de vida de los peruanos más vulnerables, que limitarán la continuidad y efectividad de los servicios públicos esenciales, etc. y con ello más familias en situación de pobreza verán nuevamente empeorar sus condiciones de vida y sus posibilidades de salir de la pobreza se reducirán aún más.
En este contexto, la pobreza en este 2023 se mantendrá o se incrementará, y más peruanos enfrentarán una situación de extrema pobreza, que por definición implica que pasarán hambre y enfrentarán aún mayores problemas de malnutrición. Ante este oscuro pronóstico, hacer más de lo que ya se viene haciendo será (aún más) insuficiente.
Ante ello, urge que se tomen acciones; que desde el sector público se haga más, se haga mejor, se prioricen acciones para llegar con intervenciones efectivas a los que más lo necesitan y que sobre todo se proteja a los más vulnerables, en particular a los niños de estos hogares en pobreza extrema, su futuro está en juego.
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