Escribe: Antonio Cevallos, CEO de BBVA Asset Management
Cuando se trata de invertir en instrumentos diversificados, una de las primeras decisiones que enfrentan los inversionistas es elegir entre ETF (Exchange Traded Funds) y fondos mutuos. Ambas alternativas ofrecen acceso a mercados globales y son utilizados por millones de inversionistas en el mundo. Sin embargo, presentan diferencias clave en liquidez, costos, estrategias de inversión y accesibilidad. A continuación, analizamos los pros y contras para ayudar a los inversionistas a tomar una decisión informada.
Liquidez y flexibilidad
Uno de los aspectos más relevantes a considerar es la facilidad con la que se puede comprar o vender el instrumento.
- ETF: Se negocian en bolsa como si fueran acciones, lo que permite comprarlos o venderlos en cualquier momento del día a precio de mercado. Esto les brinda mayor flexibilidad y rapidez en la ejecución de operaciones.
- Fondos mutuos: Se compran y venden al valor de cierre del día (NAV, Net Asset Value), lo que implica menos flexibilidad. Si bien esto no representa un problema para inversionistas de largo plazo, puede ser una desventaja para quienes buscan movimientos más tácticos.
Costos
El costo de inversión puede afectar significativamente la rentabilidad a largo plazo, por lo que es importante conocer las diferencias en comisiones.
- ETF: Suelen tener menores comisiones de gestión en comparación con los fondos mutuos. Sin embargo, al comprarlos o venderlos a través de una casa de bolsa, suele implicar costos de transacción. Nuevamente, si el inversionista opera con frecuencia en el mercado, estas comisiones pueden tener un impacto relevante en el rendimiento final.
- Fondos mutuos: En general, tienen comisiones de gestión más altas y, en algunos casos, penalidades por salidas tempranas. Sin embargo, la mayoría no cobra comisión de entrada, lo que puede facilitar el acceso para inversionistas con aportes recurrentes.
Estrategia de inversión
- ETF: Son mayormente pasivos, es decir, replican el comportamiento de un índice como el S&P 500. Son ideales para quienes buscan una estrategia de bajo costo y de largo plazo, ya que siguen el mercado sin la intervención activa de un gestor.
- Fondos mutuos: Normalmente siguen estrategias activas. Los gestores de estos fondos intentan superar el rendimiento de su índice de referencia (lo que se conoce como generar “alpha”). Sin embargo, el desempeño superior no está garantizado y, estadísticamente solo un pequeño porcentaje de gestores supera consistentemente a su índice de referencia (benchmark).
Accesibilidad
- ETF: Se pueden comprar desde cualquier broker con acceso a mercados bursátiles, y además permiten compras fraccionadas, facilitando la inversión con montos pequeños.
- Fondos mutuos: En muchos casos también permiten invertir con montos bajos, directamente con la administradora del fondo. Además, una ventaja clave es que permiten suscripciones programadas, es decir, aportes automáticos cada mes, lo que ayuda a mantener disciplina en la inversión.
En conclusión
Ambos instrumentos ofrecen ventajas según el perfil y necesidades de cada inversionista. Si se prioriza liquidez, bajos costos y simplemente replicar el mercado, los ETF pueden ser una excelente opción. En cambio, si se prefiere una gestión activa y la posibilidad de realizar aportes recurrentes sin costos de entrada, un fondo mutuo puede ajustarse mejor a dichas necesidades.
Antes de elegir entre ambos instrumentos es fundamental definir el horizonte de inversión, el perfil de riesgo y la estructura de costos deseada. Para inversionistas principiantes, es aconsejable tomar esta decisión de la mano de un asesor financiero experimentado.
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