Francisco Sagasti. “Su gabinete no fue lo que se esperaba ni lo que prometió”.
Francisco Sagasti. “Su gabinete no fue lo que se esperaba ni lo que prometió”.

Periodista

Son 150 días los que nos separan del inicio de una nueva administración gubernamental. Pero también serán 150 días más del gobierno de Francisco Sagasti. Si su gestión en estos próximos cinco meses va a ser como los 100 días que ya hemos tenido, entonces hay razones para pensar que el 2021 no será un año de recuperación.

Hace 100 días se valoró la actitud que mostró Francisco Sagasti. Su crítica a la confrontación y su convocatoria a un gabinete de todos los sectores dio la impresión que miraba con realismo la situación y sus limitaciones de gobierno de transición. Planteó una agenda corta y concreta, poniendo la atención en lo urgente

Hace 100 días los retos de Francisco Sagasti fueron: a) el manejo de la emergencia sanitaria, con toda la experiencia y las -se supone- lecciones aprendidas después de 8 meses; b), la compra de las vacunas; c) la reactivación económica; d) la relación con el Congreso; e) las elecciones, y f) el control de una delincuencia que se había desbordado.

No eran fáciles, pero no eran muchos. Tenía que concentrarse en esos desafíos, y tuvo crédito frente a la población y lo que quedaba de la clase política. Tuvo margen de maniobra, cierta credibilidad, y su capacidad de convocatoria estaba casi intacta.

Pero no usó bien ese crédito, no maniobró bien políticamente, y la decepción y el desánimo volvieron a aparecer en la población. Su gabinete no fue lo que se esperaba ni lo que prometió. Apenas iniciado su gobierno intentó -contradiciéndose a sí mismo- hacer cosas que nunca estuvieron entre sus prioridades, ni en su agenda corta, como aquella “reforma” policial que fracasó en una semana, y lo enfrentó con el sector policial y militar, y la población.

Reaccionó tarde y mal para la compra de las vacunas y el anuncio de su llegada. La gestión frente a la emergencia sanitaria fue -y es- tan cuestionada como la de Martín Vizcarra, y sus medidas para enfrentarla, más de los mismo.

Ni salud ni economía, en ambos seguimos en crisis. Hasta hoy, pareciera no tener un plan, y da la impresión que actúa y decide -contradictoria e inconsistentemente- empujado más por las presiones de diversos sectores que tienen llegada al Gobierno, que por una planificación acorde con las cifras y la realidad. La crisis del oxígeno es la mejor prueba de la deficiente gestión.

Su comunicación, y la de su gobierno, no pudo ni puede ser peor.

La relación con el Congreso adolece de los mismos problemas que con las dos administraciones anteriores. Y la mejor prueba es que el Congreso sigue adelante con su agenda propia. Y en lo que a la inseguridad ciudadana se refiere, cero puntos y muchas balas.

A los cien días el balance es negativo. ¿Qué tiene que hacer para cambiar la tendencia?, decidirse a corregir y cambiar piezas. El Gobierno y cada ministro avanzan, retroceden, se corrigen y se contradicen a cada paso, cada día. El presidente parece no liderar, y el gabinete no tiene una ruta clara ni una coordinación eficiente. Cada problema genera una crisis.

¿Cómo serán los próximos 150 días?

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