Periodista
Durante los últimos días hemos leído y escuchado que el primer ministro ha boicoteado el viaje del presidente y su mensaje a los inversionistas; que se ha zurrado en el jefe de Estado; que le ha faltado el respeto; que le genera problemas; que se burla de él; que lanza cuestionables iniciativas sin consultar.
También se señala que el premier responde a la agenda del Secretario General de Perú Libre, y que con eso le hace daño a un presidente que es rehén de ambos, que no puede hacer un mejor gobierno por la mala influencia o por la presión de ellos.
Nosotros nos preguntamos, ¿es tanto así?, ¿realmente el primer ministro tiene tanta influencia, poder, o fuerza que puede hacer o decidir cosas al margen del presidente sin consecuencia alguna?, ¿puede hacer todo tipo de anuncios o de acciones sin que el presidente lo sepa, o contrariando públicamente al jefe de Estado?, ¿puede dirigir el gobierno a su antojo, aunque el presidente esté en desacuerdo?, ¿es tan débil el presidente que, viendo que el premier hace lo que quiere, no puede o no quiere hacer nada para corregirlo?
Tomemos solo dos hechos para tratar de responder estas preguntas.
Cuando el primer ministro anunció que renegociarían el contrato del gas de Camisea o nacionalizarían el recurso, todos los dedos acusadores señalaron al premier, y muchos quisieron entender en unas palabras posteriores del jefe de Estado una rectificación al premier.
Pero parece que todos olvidaron que apenas dos semanas antes el presidente había dicho algo muy parecido en Chota, donde señaló que “nos vamos a comprar el pleito de recuperar el gas de Camisea para todos los peruanos”. ¿Hay mucha diferencia entre ambos anuncios?, ¿qué significa que se va a comprar el pleito para recuperar el recurso para todos los peruanos?
Algo parecido ha pasado con el anuncio de que se presentaría una cuestión de confianza para defender al interpelado ministro de Trabajo. Nuevamente se acusó solo al premier, pero se olvidó que quién defendió al acusado ministro, no le quitó la confianza, lo acompañó en un evento de sindicalistas, y lo felicitó por su trabajo hace apenas una semana, fue el presidente.
Nuevamente, se señaló que el jefe de Estado lo había desautorizado cuando la Presidenta del Congreso, haciendo de vocera del presidente, dijo que él nunca había hablado de cuestión de confianza. Sin embargo, hacia la tarde de ayer el mismísimo jefe de Estado emitió un tuit en el que señaló que “la cuestión de confianza y la censura forman parte del equilibrio de poderes, y son herramientas políticas para mantener la estabilidad democrática”. ¿A quién estaba desautorizando el presidente?
La moción de censura al interpelado ministro se ha presentado anoche. Se votará la próxima semana. ¿Se presentará la cuestión de confianza?, si se presenta, sabremos que el premier no se mandó por su cuenta, y que en realidad juega en pared con el presidente. Si no se presenta, lo lógico sería que el Premier regrese a su curul y deje la PCM porque sería SU derrota. Pero, si se presenta la cuestión de confianza, ¿qué hará el Congreso?, ¿la rechazará y se inmolará vacando al presidente por mentirle al Congreso?.
Nos queda una pregunta en el aire. ¿Por qué el Congreso no aceptó el reto de que se presente la cuestión de confianza para rechazarla y enviarlo a su casa con todo este gabinete que tanto se critica?, ¿por qué los congresistas fueron a Palacio para disuadir al Presidente de presentarla?, ¿no era la gran oportunidad de deshacerse del Premier y compañía?
Pocas veces un gobierno y un Primer Ministro le han dado a un Congreso tantos motivos y tantas justificaciones para censuras o más.