Esta semana se conmemora el Día Internacional de la Mujer y es una ocasión para revisar la realidad de las mujeres mayores de 60 años en el Perú. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2021) en el quinquenio 2020-2025 las mujeres tendrán un promedio de vida de 79.8 años y los hombres 74.5 años. Es decir, las mujeres vivirán 5.3 años más que los hombres. Eso significa que requerirán acceso a protección social (salud y pensiones) por más tiempo.
Pero miremos, la foto hoy. Si revisamos el Informe Técnico: Situación de la Población Adulta Mayor, publicado por el INEI, obtendremos una radiografía de la situación de la mujer adulta mayor. Aquí comparto algunos de sus hallazgos más importantes:
En cada 4 de 10 hogares hay al menos una persona mayor de 60 años. De cada 10 jefes de hogar al menos 2.5 son mayores de 60 y en este caso se observa una marcada diferencia entre hombres y mujeres, sobre todo en las zonas rurales; en las que, del total de hogares conducidos por mujeres, el 36.9% son mujeres adultas mayores; mientras que, en el caso de los hombres, es el 24.4%. Como se puede apreciar, la diferencia por género es de 12.5 puntos porcentuales y en ambos casos, esta responsabilidad se ha incrementado de manera significativa en 5% y 8%, respectivamente, si comparamos 2021 contra el año anterior.
En cuanto a nivel educativo, el 12.4% de la población adulta mayor no cuenta con un nivel educativo o solo tiene nivel inicial y en esta categoría se observa una brecha importante entre hombres y mujeres, pues mientras en esta se ubica el 19.1% de las mujeres; la participación de los hombres se reduce a 4.8%. Es decir, la diferencia de género es de 14.3 puntos porcentuales, en desmedro de las mujeres.
En lo que respecta a estado de salud, mientras que el 83.2% de las mujeres adultas mayores presenta algún problema crónico, este se reduce a 71.9% en los hombres. Es decir, aquí la diferencia de género es de 11.3 puntos porcentuales, en detrimento de las mujeres.
En materia de pensiones, el 16% de los adultos mayores pertenece a pensión 65; es decir, recibe pensión sin haber contribuido, porque califica como pobre extremo. Por su parte, el 36.6% pertenece a algún sistema de pensión (SP): 21.3% a la ONP, 9.0% a las AFP y 3.9% a la cédula viva. No obstante, en este rubro también se observa una significativa diferencia por género. Así, mientras el 46% de los hombres adultos mayores cuentan con un SP, en el caso de las mujeres este porcentaje es de solo 28.2%; lo que se traduce en una distancia de género de 17.8 puntos porcentuales en contra de las mujeres.
En suma, en promedio, las mujeres adultas mayores viven más, son jefas de hogar en más ocasiones, cuentan con menor nivel educativo, presentan mayores problemas de salud y muy pocas contribuyen a algún sistema de pensiones para financiar su vejez.
Sobre el particular, la OIT señala en el informe “La contribución del diálogo social a la igualdad de género” que “también resulta alarmante que la paridad de género, inclusive en el ámbito de la participación económica, parezca estar invirtiendo su tendencia positiva”.
Son sin duda enormes los retos que se concluyen de este valioso estudio, más aún si tomamos en consideración que en el Perú, en lugar de construir un sistema de pensiones que contribuya a reducir estas brechas de género, los últimos gobiernos (Ejecutivo y Congreso) se han esforzado en destruir los SP existentes. ¿Aún así es posible que sigamos sin trabajar en una reforma que garantice cobertura universal y pensión mínima? ¿Y aún es posible que no seamos capaces de incluir una acción de política pública para cerrar las brechas de género en acceso a la protección social?