Perú es un país emblemático, reconocido a nivel mundial por su gran diversidad. natural y cultural, y ahora también por su espíritu emprendedor. Según el General Entrepreneurship Monitor (GEM), Perú es el país más emprendedor del mundo, donde más del 40% de la población económicamente activa cuenta con un emprendimiento.
Esta cifra no es novedad, considerando que el 96% de las empresas peruanas son MYPES. Estas, además de aportar al crecimiento económico, aportan al desarrollo del país generando empleo, sobre todo a mujeres, jóvenes y personas de hogares desfavorecidos.
El 14 de abril se celebra a nivel global el Día Mundial del Emprendimiento y si bien la frase “Perú es un país de emprendedores” nos enorgullece por nuestra creatividad, capacidad de innovación y resiliencia, sobre todo después de la pandemia, también nos debe recordar los principales retos que aún quedan pendientes en cuanto a trabajo digno y desarrollo sostenible. Uno de los más importantes es la alta tasa de informalidad que, a abril del 2022, equivalía a 9.7 millones de personas sin contrato de trabajo, sin acceso a seguro social y con un sueldo y condiciones de trabajo precarios.
Justamente estas condiciones, además del difícil contexto social que vivimos por la pandemia, desastres naturales y crisis política, impulsan a los peruanos a optar por crear su propio negocio. No obstante, muchos de estos emprendimientos, la mayoría microempresas, mueren en el intento: Según información de la Sunat , al año se registran cerca de 300,000 empresas, pero se cierran unas 200,000. Ante esto surge la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos apoyar a los emprendedores, no solo a existir, sino también a crecer y ser sostenibles en el tiempo?
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En primer lugar, entender cuales son los retos que enfrentan actualmente, empezando por la falta de acceso a financiamiento, la burocracia y falta de capacitación. Ante estos problemas es necesaria la activación específica del Estado impulsando políticas y/o programas que puedan facilitar el acceso a financiamiento y darle mayor soporte a los emprendimientos.
Por otro lado, también resulta vital el rol del sector privado. Las interacciones con empresas grandes son clave para potenciar el ecosistema de emprendimientos. Existen muchos ejemplos positivos de esta sinergias estratégicas entre empresas y emprendimientos, donde más allá de mentorías, asesoramiento o financiamiento, las empresas incluyen a los emprendimientos en su cadena de valor y potencian su crecimiento a través de redes de contacto, oportunidades de colaboración, menos intermediarios, acceso a nuevos mercados, promoción de sus productos y servicios, etc.
En algunos casos, la colaboración entre las grandes empresas y emprendedores responde a una política de su estrategia de sostenibilidad, mediante la creación de programas de impacto social y ambiental que apoyen directamente a los emprendimientos y a las comunidades en las que operan.
Por otro lado, también es importante potenciar el rol de organizaciones que se enfocan en promover la fuerza emprendedora en nuestro país. Una de ellas es Kunan, una plataforma de más de 380 emprendimientos que a través de alianzas estratégicas con más de 70 organizaciones, impulsa, integra e inspira el ecosistema de emprendimiento social en el Perú.
Estas alianzas resultan esenciales, considerando que el emprendimiento es una palanca para el desarrollo económico y social del Perú que acciona distintas oportunidades para que las empresas y la sociedad civil se involucren y contribuyan así a impulsar una economía más inclusiva, sostenible y próspera.
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