
Escribe: Enrique Castillo, periodista
Más allá de las interpretaciones legales y de las opiniones a favor y en contra, lo cierto es que Martín Vizcarra ya salió de Barbadillo, aunque es muy probable que sea por muy poco tiempo teniendo en cuenta que se avecina la posibilidad de una casi segura condena.
También sale, por orden del Tribunal Constitucional, Betssy Chávez, y que no nos sorprenda que lo mismo ocurra con Pedro Castillo en un corto tiempo.
Más allá de la controversia legal y política, es interesante mirar con atención cuanto puede impactar toda esta situación, con algunos otros añadidos, en el escenario electoral con miras al 2026.
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Lo primero que habría que decir es que en estas elecciones se está dando una situación muy singular, y quizás única en el escenario continental y hasta mundial: algunos de los últimamente encarcelados, algunos otros prófugos, y otros enjuiciados, aparecen en las últimas encuestas públicas y/o privadas con opción para la próxima elección del 2026.
Quizás no estemos hablando, al final, de llegar a la segunda vuelta –salvo sorpresas que en nuestro país nunca se pueden descartar– pero podrían pasar la valla, tener una bancada con capacidad de negociación, y redibujar el tablero político.
No es nuevo señalar que Martín Vizcarra, recién excarcelado y con una posible condena ad-portas, tiene, para muchos inexplicablemente, un bolsón electoral que no sabemos exactamente de qué tamaño es ahora, por la prohibición de incluirlo en las encuestas.
Ese bolsón, al que él ha alimentado de expectativas haciendo campaña como si pudiera ser candidato cuando está inhabilitado, le ha permitido a su partido figurar con un 3% en las encuestas con el apellido común, aunque con el rostro de su hermano. Las interrogantes son, ¿cómo y cuánto va a impactar en los sondeos de intención de voto su excarcelación y la campaña que de seguro va a seguir haciendo, mientras pueda, a lo largo del país ahora que nada se lo prohíbe?, ¿podrá tener el tiempo de asimilar a su hermano a la campaña y de endosarle su bolsón?, ¿cómo y cuánto va a impactar su muy posible condena?

Pedro Castillo, todavía encarcelado, no está inhabilitado (todavía) para participar en las próximas elecciones y ya armó su partido y su alianza, a su estilo y con los suyos. Según se señala, encuestas privadas le dan posibilidades de ser elegido senador, y algunos grupos se han disputado su participación en listas. ¿Tiene posibilidades Pedro Castillo de ser una locomotora para una buena representación en el Congreso?, al parecer sí. Y la salida de Betssy Chávez puede ayudar a esa campaña. Estaríamos hablando de un encarcelado con fuerza electoral.
Un tercer caso, que se muestra ahora como una sorpresa en las encuestas nacionales, es el del ex alcalde de Trujillo y de Moche, Arturo Fernández. Él no estuvo encarcelado, pero fue vacado del cargo y estuvo prófugo, y tiene hoy, según las últimas encuestas, una intención de voto a nivel nacional que es la misma que tiene su archienemigo, César Acuña, con toda la maquinaria de APP.
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Obviamente, su fuerza tiene su origen en La Libertad, y, suponemos, que podría ir creciendo en la medida en que la gestión del hoy gobernador de esa región siga siendo blanco de críticas y de denuncias. Ser opositor al gobernador, al Gobierno, y convertirse en un “outsider” con un discurso radical de “mano dura” o de derecha, le puede dar para seguir subiendo, la interrogante es ¿hasta dónde?
Perú Libre es otra agrupación que también figura en las encuestas, y que tiene a un líder y casi seguro candidato presidencial prófugo de la justicia. La influencia de Vladimir Cerrón en el Congreso y en el escenario político no se puede negar, aunque se esté en las antípodas de su pensamiento. Sus posibilidades electorales están ahí, todavía en el pelotón que le sigue a los tres primeros (López Aliaga, Keiko Fujimori y Carlos Alvarez) con números alrededor del 2% que pueden no darle para llegar a la final, pero que le dan para tratar de pasar la valla.
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Ya hemos tenido un proceso electoral en el que un candidato fue llevado desde la cárcel a un debate oficial en un vehículo oficial del INPE y esposado. Quizás no se repita esa escena, pero habrá en las planchas y las listas varios casos de personajes con temas personales y judiciales a cuestas, que podrían llegar a tener una fuerte influencia y relevancia en el próximo proceso electoral.
Como siempre decimos, todavía es muy prematuro para señalar tendencias y para aferrase a los números de las encuestas. Todo puede cambiar de un mes a otro, y hasta de una semana a otra.