Por Por Peter Yamakawa
Decano de ESAN Graduate School of Business
La pandemia golpea a todos los países, empresas y sectores de la población. Pero no a todos por igual. Unos están mejor preparados que otros, sea por factores económicos, culturales, tecnológicos, entre otros. Prepararnos para un mundo pos-COVID19, requerirá, entre otras cosas, fomentar las competencias digitales que permitirán a las personas funcionar y participar activamente en un mundo digital. También implican el desarrollo de la alfabetización digital de la población y la disminución de las brechas digitales existentes.
Este proceso debería ser parte de una estrategia nacional para el cierre de las brechas, siendo uno de los pilares la alfabetización digital, sobre todo en los grupos que tienen un menor acceso a las TIC como son: las mujeres; las personas que viven en zonas rurales o periféricas de las ciudades; adultos mayores; hogares con menores niveles de ingresos y cuyo jefe del hogar solo tiene educación primaria o secundaria, entre otros.
A continuación, mencionaré algunos puntos a tener en cuenta para desarrollar la alfabetización digital de manera más efectiva:
Búsqueda de referencias y adaptación a la realidad nacional. La mayoría de países ya viene desarrollando las competencias digitales en su población, organizaciones y gobiernos. Estados Unidos, China, Singapur, Japón, entre otros, son ejemplos de naciones que implementaron políticas y normativas que permitieron: el florecimiento de una educación digital básica; una fuerza laboral especializada en lo digital; ecosistemas que permite la consolidación de startups y la consolidación de empresas transnacionales, etc. Ante ello, nos toca tomar nota, levantar información y establecer nexos para aprovechar el conocimiento, la experiencia y los contactos en beneficio de nuestro país. Se necesitan adaptar las mejores prácticas a nuestra realidad.
Dejar acciones tácticas y buscar la colaboración. En el Perú, los esfuerzos y resultados digitales son modestos, con carencias importantes en sectores estratégicos. La brecha digital va más allá del ámbito empresarial o gubernamental, ya que impacta a la sociedad en su conjunto. La imposibilidad de rendir en clases online, realizar operaciones bancarias (como recibir los bonos en plena cuarentena), buscar trabajo de manera virtual, realizar comercio electrónico, participar de la creación y consumo de la cultura digital, son solo algunas muestras del impacto negativo que se genera. Ante ello, la alfabetización y competencias digitales son herramientas para afrontarlos de manera sinérgica.
El sesgo del superviviente. La mejor estrategia no es enseñar de todo a todos. Podemos evitar el “sesgo del superviviente”, aquél que se comete cuando sólo nos centramos en atender y estudiar a los miembros de la población que acuden o son visibles para nosotros, dejando de lado a quienes nunca se han acercado. Sería bueno identificar sus características para que nos permitan mejorar nuestras estrategias de alfabetización. Por lo tanto, en lugar de capacitar en herramientas digitales para alfabetizar, tal vez debamos centrarnos en enseñarle a las personas a aprender por sí mismas y ser autónomas, entonces ellos mismos se capacitarán en lo que requieren del mundo digital.
Visión de futuro. Necesitamos un Plan de Cierre de Brechas Digitales usando una visión lo más formada de la próxima década (2021-2030) y cómo el Perú encaja allí. Esto debe estar alineado con la estrategia educativa, científica y productiva del país. Hay que considerar que las nuevas generaciones saldrán al mundo laboral en 5 o 10 años y necesitarán saber de inteligencia artificial, realidad virtual y aumentada, ante un mundo más competitivo e interconectado.
Competencias maduras y emergentes. Las competencias digitales son difíciles de desarrollar en un inicio y enfrentan resistencia al cambio, pero pasado cierto umbral se potencian a sí mismas y aceleran el autoaprendizaje, tanto para personas como organizaciones. Pasar este umbral será más fácil si dejamos las tecnologías obsoletas o aquellas que alcanzaron su madurez. Hay que apostar por aquellas que tengan una adopción creciente y en donde existen todavía muchas aplicaciones, segmentos de mercado y océanos azules que explorar. Aquí destacan las herramientas o aplicaciones para facilitar el comercio electrónico; el uso de robots para la logística de las empresas; medios de pago digitales y sin contacto; herramientas de trabajo remoto; aprendizaje a distancia; telesalud; entretenimiento digital; impresión 3D, robótica; etc.
Apuntar a la creación de tecnología y contenido digital. Los países menos desarrollados tienden a enfocar sus esfuerzos de alfabetización digital en la capacitación para el consumo de tecnología, lo cual limita el desarrollo del potencial económico y social de su población. La educación y esfuerzos de cierre de brechas deben promover una orientación más activa de nuestra población en la creación de contenido digital y tecnologías digitales.
Acceso universal. Finalmente, el fondo de acceso universal para cerrar las brechas digitales debe ampliarse en cuanto a su ámbito de uso para incluir y promover también proyectos que impulsen el lado de la demanda de servicios digitales. Es importante no sólo desarrollar la oferta, sino todo lo que rodea al modelo de negocio. En ese sentido, es importante fortalecer los ecosistemas digitales, mediante modelos comunitario-corporativos que pueden tener liderazgo público, privado o híbrido, permitiendo así trabajar conjuntamente al gobierno con la academia y el sector privado. Recordemos que el mundo digital es transversal, por lo que requiere de una gobernanza y coordinaciones entre los diversos sectores de la sociedad.