Escribe: Jorge Beingolea, vicepresidente de Soluciones de Portafolio de Credicorp Capital
(8 de noviembre del 2024) En un 2024 en general bueno para los activos líquidos, el claro ganador viene siendo el oro, cuyo precio ha subido 30% en lo que va del año y se encuentra en su máximo histórico. De hecho, en los últimos dos años ha rendido básicamente igual que el S&P 500 (62%). ¿Qué explica esta performance y cuán conveniente podría ser mantener una posición en este activo?
Históricamente, la performance del oro ha sido explicada por tres factores fundamentales:
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Primero, el nivel de tasa de interés real, que actúa como el costo de oportunidad de mantener un activo como el oro, que no genera ingreso corriente (a mayor tasa de interés, menor precio del oro). Segundo, la percepción de riesgo en el mercado accionarial, que de alguna forma determina la demanda por activos refugio como el oro (a mayor percepción de riesgo, mayor precio del oro). Finalmente, el precio del dólar estadounidense, que puede ser visto como un refugio de valor que compite con el oro (a mayor precio del dólar, menor precio del oro). Lo curioso durante estos últimos años es que el comportamiento del oro se ha dado con estas tres relaciones yendo teóricamente en contra de su precio: las tasas reales y el dólar han subido, mientras la prima de riesgo accionarial ha caído.
La diferencia en este ciclo ha estado en la fuerte demanda de oro por parte de los bancos centrales. Como consecuencia del congelamiento de las reservas internacionales rusas por parte de los gobiernos occidentales luego de la invasión de Rusia a Ucrania, diversos bancos centrales preventivamente han ido diversificando la composición de sus reservas para protegerlas de potenciales sanciones conjuntas en respuesta a eventos geopolíticos. Así, desde febrero del 2022, los bancos centrales han triplicado la velocidad con la que acumulan oro en sus portafolios, convirtiéndose en el factor dominante en la performance de este metal precioso dado el efecto que ha tenido en el balance entre una demanda extraordinariamente alta y una oferta limitada.
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Hacia adelante hay distintos factores que pueden prolongar el mercado alcista. Los distintos focos de riesgo geopolítico (Israel-Palestina, China-Taiwán y Rusia Ucrania, por mencionar algunos) pueden seguir motivando la redirección de reservas hacia el oro. Asimismo, si bien la economía estadounidense se muestra resiliente y probablemente evite una recesión, la desaceleración de la actividad y la caída en la inflación permitirán que la Reserva Federal continúe bajando su tasa de referencia; por ende, la tasa real y el dólar podrían tener espacio para caer, dándole soporte fundamental al precio del oro. De igual manera, si bien al momento de escribir este artículo aún no se sabe con certeza si los republicanos tendrán control tanto del Ejecutivo como del Legislativo en EE. UU. los próximos 4 años, al margen de esto, la poca voluntad política tanto de demócratas como republicanos, para endurecer la disciplina fiscal y traer bajo control la senda de la deuda pública podría eventualmente reavivar las preocupaciones inflacionarias y también impulsar al oro mediante un debilitamiento adicional del valor del dólar.
Finalmente, se puede valorar el oro como un mecanismo de cobertura en un portafolio diversificado. Si bien los bonos soberanos de EE. UU. han venido recuperando la correlación negativa con las acciones que perdieron en 2022, esta aún no termina de normalizarse. Así, el oro también puede hacer más eficiente una cartera de inversión y cumplir el papel que históricamente han cumplido los bonos del Tesoro de EE. UU.
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