Escribe: Carlos Paredes, economista y socio de Intelfin
1. Tras algunos años, esta semana el Perú vuelve a ser el anfitrión de la reunión anual de la APEC. Es la tercera vez que somos los anfitriones de este importante foro, al cual pertenecemos desde 1998. La APEC agrupa a veintiún economías, a las que se dirigen más de dos tercios de nuestras exportaciones y de donde proviene más de un tercio de la inversión extranjera afincada en el Perú. La primera vez que se realizó la reunión en Perú fue el 2008, en el contexto de la crisis financiera internacional.
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2. Sin embargo, en aquel entonces, la economía peruana se encontraba muy sólida: en los cinco años precedentes a esa reunión, habíamos crecido a un promedio de 7.3% por año. En el 2007, firmamos el TLC con Estados Unidos y estábamos trabajando para concretar un TLC con China (el cual se formalizó en el 2009). El desempeño de la economía y las expectativas económicas eran tan positivas que el entonces presidente Alan García, se atrevió a afirmar que “con serenidad y prudencia, el Perú será un país refugio para el capital productivo del mundo”. (Una declaración que, aunque bordeaba en el surrealismo mágico, mostraba el optimismo contagioso de esos años.)
3. La segunda reunión de la APEC en el Perú tuvo lugar en el 2016. Ya había pasado el superciclo de los commodities, la economía se había desacelerado, pero todavía crecíamos a un ritmo por encima del de la economía mundial: 4.2% anual en promedio en el 2011-2016. PPK acababade ser elegido presidente y se esperaba que su gobierno, seguramente tecnócrata y promercado, fomentase la inversión y trajese más prosperidad. Pero “sorpresas te da la vida” y, en vez de prosperidad, entramos en una fase de franca degradación institucional y económica: en cinco años tuvimos cinco presidentes de la república –uno de ellos cerró el congreso–, explotó Lava Jato en Brasil y sus repercusiones las estamos sufriendo hasta hoy en el Perú, vino el COVID-19 y la pandemia desnudó las carencias de nuestro Estado –fuimos el país con más muertos por millón de habitantes. Una tragedia.
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4. Hoy, que recibimos nuevamente a nuestros ilustres invitados de APEC, lo hacemos en un contexto de precios de nuestras exportaciones mejor que en el de las dos ocasiones anteriores y en que muchos de nuestros indicadores macroeconómicos superan a los de la mayoría de nuestros pares del Asia-Pacífico. En efecto, comparado con este grupo de economías, nuestro ratio de deuda pública a PBI y tasa de inflación se encuentran entre los más bajos, mientras que nuestro nivel de reservas internacionales (en relación al valor de las importaciones) es de los más altos. Sin embargo, en contraposición a las dos ocasiones anteriores, nuestro récord reciente de crecimiento es francamente decepcionante: el año pasado decrecimos y el promedio anual de los últimos cinco años fue de 1.4%, cuando la economía mundial creció en 2.4% por año.
5. La preocupante desaceleración de la economía peruana refleja, sobre todo, problemas internos: el debilitamiento de instituciones de todo tipo debido a intereses clientelistas, un Estado disfuncional que no provee los servicios públicos que la población requiere, una clase política fragmentadacon un bajísimo nivel de aprobación y sin liderazgo. Nuestra fragilidad institucional se ve reflejada en la mayor incertidumbre reinante en el país y en la caída de la inversión privada, lo cual ha frenado el crecimiento y la reducción de la pobreza. Desgraciadamente, hasta el momento no se avizoran vientos de cambio, el gobierno y la clase política parecen haber perdido el rumbo.
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6. La reunión de la APEC es una gran oportunidad para el Perú. Hemos invitado a nuestros principales socios comerciales, y contaremos con los líderes de las economías muy relevantes para nosotros: Xi Jinping (China), Joe Biden (EEUU), Yoon Suk-yeol (Corea del Sur), Lawrence Wong (Singapur), Gabriel Boric (Chile), entre otros. El PBI del Perú representa tan solo el 0.39% del de los países de la APEC. Es decir, las economías que nos visitan tienen un tamaño conjunto equivalente a 250 veces el de la economía peruana. No cabe duda que podrían generarse importantes oportunidades de comercio e inversión necesarias para recuperar el crecimiento alto y sostenido.
7. En el Perú parece haber conciencia y consenso respecto a esto último. De hecho, el que un gobierno con tantas carencias como el actual haya fomentado que la reunión se realice en nuestro país muestra la disposición y la necesidad de los peruanos de atraer inversiones. Sin embargo, para materializar las oportunidades será necesario alinear a nuestro Estado disfuncional con el objetivo de invertir para crecer de manera inclusiva.
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8. El lema de la APEC 2024 es “Empoderar, Incluir, Crecer”. Para lograrlo en el Perú, debemos trabajar en reformar y fortalecer nuestras instituciones, sobre todo las políticas. La atracción de la inversión y el relanzamiento del crecimiento alto y sostenido solo se materializarán en un contexto de estabilidad económica y social, con instituciones políticas que respalden el esfuerzo requerido para progresar.
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