
Escribe: Eduardo Morón, Presidente de la Asociación Peruana de Empresas de Seguros – APESEG
Solemos asumir que el mercado laboral está compuesto por un grupo heterogéneo de trabajadores que se desempeñan en múltiples empresas y que cada uno ocupa solo un puesto, como en un “juego de sillas”, donde cada participante encuentra un único lugar disponible.
Sin embargo, gracias al extraordinario trabajo de Céspedes, Olivera y Roldán (Los múltiples empleos en el Perú, BCR 2024), tenemos evidencia de una característica que no habíamos discutido nunca: el pluriempleo. En el Perú, uno de cada cinco trabajadores tiene dos o más empleos. Este número es enorme comparado con países desarrollados, donde la proporción es de uno de cada veinte, o incluso comparado con países altamente informales como México, cuyo indicador de pluriempleo no pasa de ser ni un tercio del mercado laboralperuano. Hablamos de 3 millones de trabajadores en el Perú. No es poca cosa.
Como sabemos, la mayoría de trabajadores en el país no solo están fuera de la formalidad, sino que además son autoempleados o trabajan en empresas muy pequeñas, usualmente poco rentables. Tampoco es difícil intuir que las empresas rentables pagan poco o no están dispuestas a reconocer el pago de horas extras y que, en consecuencia, una enorme proporción de trabajadores en el Perú se ve obligada a optar por un segundo empleo para completar sus ingresos.
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De hecho, el estudio muestra que el 95 % de quienes tienen más de un empleo lo hacen en empresas pequeñas e informales. Esta estrategia les permite aumentar en un 30 % sus ingresos, a costa de sacrificar valiosas horas de descanso. Y aunque más de uno estaría tentado a echarle la responsabilidad a la pandemia, que trajo el teletrabajo como un mecanismo para viabilizar más de un trabajo, lo cierto es que la proporción de trabajadores con múltiples empleos ya era cercana al 20 % desde mucho antes del Covid-19.
En un mercado informal, una característica usual es que los empleos sean muy volátiles. Así que tener más de un trabajo es una estrategia no solo para aumentar ingresos, sino también para diversificar el riesgo: es más difícil perder dos empleos al mismo tiempo. Además, no es extraño encontrar que tres de cada cuatro trabajadores con dos empleos sean jefes de hogar, es decir, personas que tienen más responsabilidades financieras que cumplir.
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Estos datos nos muestran la enorme necesidad de una mirada profunda que nos ayude a fomentar más empleos formales, con mejores salarios, capacitación y beneficios sociales para un amplio segmento de la fuerza laboral. Las actuales políticas laborales no parecen tener la orientación correcta, pues han seguido enfocándose en añadir mayor protección a un pequeño grupo de trabajadores y han dejado a su suerte al resto.
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El avance tecnológico y la masificación de las plataformas digitales representan un reto y una oportunidad. Existe una gran tentación de regularlas como si fuesen fuentes de empleo tradicional, en lugar de considerar que los trabajadores pueden ir construyendo su esquema de protección social por partes, a partir de varios empleadores o fuentes de ingreso.
En ese contexto, hoy más que nunca, ¡doble feliz día a quienes tienen más de un empleo!