
Escribe: Luis Alberto Arias, economista.
El Gobierno publicó la semana pasada el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2026-2029, el cual contiene las proyecciones macroeconómicas oficiales para el periodo mencionado y es un instrumento que sirve para la elaboración del presupuesto del 2026, año de elecciones generales y en el que un nuevo gobernante entrará a Palacio de Gobierno.
El documento peca de optimista desde el inicio al estimar una tasa de crecimiento del PBI para el presente año de 3.5%, mientras que los analistas económicos estiman dicha tasa en 3.0% y el Banco Central de Reserva en 3.1%. Para el mediano plazo, dicha tasa se estima en 3.2%, también superior al 2.9% – 3% de los analistas.
El excesivo optimismo para el crecimiento del PBI se traslada, como es obvio, a la recaudación, y esto es inconveniente cuando de elaborar el presupuesto se trata. En efecto, si se es optimista en el ingreso se corre el riesgo de que el déficit fiscal se subestime y las metas no se cumplan.
Pero veamos. La metodología con la que se elabora el MMM en realidad parte de “anclar” la meta fiscal del déficit de acuerdo con lo establecido en las reglas fiscales. Es decir, el documento asume que el déficit se va a reducir desde el 2.6% del PBI actual hasta 2.2% del PBI al cierre del presente año y hasta 1.8%, 1.4% y 1.0% del PBI en el 2026, 2027 y 2028, respectivamente. Lo que el documento no señala es cuáles van a ser las acciones para revertir un déficit fiscal creciente a partir del año 2022 a uno decreciente a partir del próximo año.
Anclada la meta del déficit fiscal, el documento del MEF “dibuja” las cifras de ingresos y gastos. El dibujo consiste en ser optimista en los ingresos y asumir que el gasto corriente se va recortar sostenida y significativamente hasta el año 2028, comportamiento que no vemos haya ocurrido en el presente siglo.
Por otro lado, el MMM más bien ignora un conjunto de “bombas de tiempo” que la actual administración está dejando al próximo gobierno.
La primera “bomba de tiempo” es la de los gastos tributarios. Estos se definen como beneficios financieros proporcionados a las empresas y personas a través del sistema tributario, y que se estiman en el MMM en S/ 26,350 millones para el año 2026. Este monto es lo que la Sunat estima se dejará de recaudar en dicho año por las exoneraciones y rebajas de impuestos a diversos sectores económicos. La proyección supera en S/ 2,340 millones a la pérdida de ingresos del año 2025 y en S/ 10,408 millones a la pérdida del 2021. Desde que se realiza esta estimación a principios del año 2000, no ha habido un incremento tan significativo de los gastos tributarios y constituye una estimación oficial de la farra fiscal del Congreso en lo que se refiere a menores ingresos durante el presente Gobierno.
Sin embargo, la estimación para el año 2026 no contiene la pérdida de recaudación por la creación de zonas de turismo especiales, cuya Ley ya se aprobó. Las zonas en donde la actividad turística no pagará impuestos serán aprobadas, vía Decreto Supremo, por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Tampoco incluye la menor recaudación por las Zonas Económicas Especiales, cuya autógrafa fue observada por el MEF por aspectos formales y sería aprobada en cualquier momento por el Congreso.
Además, a este Congreso aún le quedan once meses para legislar y están en cola de espera otros beneficios tributarios.
La segunda “bomba de tiempo” es el incremento del Foncomún, que será gradual y por 0.5% del IGV anual desde el próximo año. Los recursos adicionales que se le otorguen a los municipios incrementarán el gasto local, pero el Gobierno Nacional al tener menos recursos no va a recortar fácilmente sus inversiones sobre todo si existen megaproyectos importantes como las líneas 3 y 4 del metro.
La tercera “bomba de tiempo” es Petroperú. Luego del rescate financiero del 2024 este año no ha habido rescates significativos, pero se sabe que el déficit de capital de trabajo de la empresa estaría al alza, por lo que en el año próximo un nuevo rescate será inevitable.
La cuarta “bomba de tiempo” es la adquisición de armamento. El presupuesto del año 2026 podría incluir partidas para modernización y mejoras de las capacidades de las Fuerzas Armadas.
La quinta “bomba de tiempo” son los arbitrajes y juicios que está perdiendo la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) por litigios en los contratos de concesión de los peajes. Dado que la MML está sobre endeudada y recientemente la clasificadora Moody’s le quitó el grado de inversión, cualquier contingencia nueva de gastos podría necesitar el rescate por parte del Tesoro Público.
Ninguna de estas “bombas de tiempo” están cuantificadas e incluidas en el MMM 2026-2029 que nos presenta el MEF. Por ello, el documento resulta irreal no solo por los supuestos optimistas sino porque no refleja las potenciales reducciones de ingresos e incrementos de gastos que las “bombas de tiempo” implican. Lo más probable es que el déficit fiscal cierre en alrededor de 2.5% del PBI el presente año y se incremente al menos a 2.7% del PBI en el año siguiente, solo descontando los ingresos temporales que ha habido por regularización y pagos extraordinarios de dos empresas del sector privado.
En caso algunas de las cinco “bombas de tiempo” se active, es seguro que el déficit superará largamente el 3% del PBI en el año 2026 y los años siguientes, lo que causará también un incremento de la deuda pública y el grave riesgo de pérdida del grado de inversión que tanto esfuerzo y años nos costó obtener. Estamos avisados.