Escribe: Carlos Casas Tragodara, profesor de la Universidad del Pacífico
En la novela el Gatopardo de Giuseppe Tomasi existe una frase famosa –”si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”– que resume las expectativas positivas que representan ciertos cambios, pero que a la vez también existe la habilidad de ciertos grupos de poder para adaptarse a las nuevas circunstancias, manteniendo la situación anterior. Eso ha ocurrido muchas veces en la historia tanto mundial como de nuestro país.
LEA TAMBIÉN: Ministerio de Economía: Los retos de José Salardi
La nueva administración en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha generado expectativas en el sentido correcto entre los empresarios que son actores importantes para impulsar la economía. De hecho, internamente se han sustituido funcionarios en muchos de los puestos claves, lo cual es una renovación importante. Sin embargo, es una apuesta riesgosa debido a la curva de aprendizaje que implica subirse a un caballo tan chúcaro como puede ser el MEF que es, sin duda, el ministerio más importante en el país. De este depende brindar un entorno fiscal saludable que impulse el crecimiento económico, a través de herramientas como la inversión pública, el fomento de la inversión en infraestructura, un sistema tributario eficiente y la administración de los recursos fiscales.
LEA TAMBIÉN: Donald Trump: La estrategia del loco
En este sentido el nuevo ministro ha prometido impulsar diversos mecanismos de articulación entre el sector público y privado que permitan remover obstáculos para la actividad económica. Esto es positivo porque la autoridad debe escuchar a todas las partes involucradas y, luego de una evaluación, tomar una decisión, pero todos deben ser escuchados. Muchas veces hemos visto que no se interactúa con el sector privado y ello es un gran error. Pero como siempre, debe encontrarse un equilibrio estable dentro de estas interacciones.
LEA TAMBIÉN: Tragedia en Chancay: la negligencia que costó vidas
Uno de los ofrecimientos es una desregulación importante para facilitar la actividad productiva y la inversión privada. Sin duda existen una serie de regulaciones que hacen que ciertas actividades demoren mucho en implementarse. Ello lo vemos en sectores como minería e hidrocarburos, por ejemplo, donde son tantos los actores que intervienen y, en algunos casos, de manera desarticulada que provocan duplicidades y plazos largos que dilatan la implementación. De ello no hay duda. Sin embargo, debemos llamar la atención de que esta desregulación debe hacerse por un cirujano y no por un carnicero. Ya hemos tenido en el país situaciones en donde la eliminación de la “tramitología” genera excesos en el sentido contrario que luego producen una nueva regulación que se va complicando por un mal diseño inicial. Ese es el péndulo que tenemos en nuestro país y que debemos evitar. Por ello se deberá contar con el apoyo de instituciones como la Secretaría de Gestión Pública de la PCM y trabajar en equipo de manera articulada. Ese es el verdadero reto.
LEA TAMBIÉN: BCP: ¿La economía peruana puede crecer 4% este año?
Por otro lado, lo que muchos esperamos es que se cumplan con las metas fiscales. No cumplir con ese compromiso dos años seguidos va mermando nuestra credibilidad, que toma mucho tiempo y esfuerzo construirla y puede perderse rápidamente. Ello debe ser la prioridad. Y aquí es donde viene a nuestra mente la frase que mencionamos al inicio de esta columna. Han cambiado muchas cabezas pero, ¿eso significará algún cambio en la tendencia observada en los últimos años?
LEA TAMBIÉN: PPK: “Un país no se puede sostener con cambios legislativos constantes”
Sinceramente esperamos que sí, pero ello implica navegar en aguas turbulentas que no pueden soslayarse. En primer lugar, sabemos que la proyección de ingresos fiscales para este año es demasiado optimista. Luego tenemos que parte del Ejecutivo y principalmente el Congreso de la República generan presión para un aumento del gasto. Esto se verá exacerbado cuando arranque la campaña electoral en pocos meses. La inversión es muy sensible a la incertidumbre y esta aumentará a partir del segundo semestre debido al ambiente político que, sin duda, se polarizará. Habrá ruido sin duda y el MEF no debe generar más.
LEA TAMBIÉN: Cambio en el timón del MEF: Los retos de Salardi
Por ello será necesario conversar y explicar al Congreso los peligros de ciertas medidas. No habrá espacio suficiente para implementar grandes reformas, pero sí para reducir los trámites. Y, sobre todo, lo que se espera es ver a un MEF fuerte y haciéndose escuchar, deteniendo ímpetus populistas, fortaleciendo la institucionalidad económica. Si se logran cumplir las metas fiscales y se puede encarrilar la economía en una senda deseada, será un gran logro. Pocas metas, pero que se cumplan. Si se pudiera replicar la experiencia de los últimos ministros de economía del segundo Gobierno del presidente Fernando Belaúnde, sería una gran contribución al país dado que dejaron una economía muy golpeada durante esos años en una mejor situación y le dieron aire al siguiente gobierno.

Profesor de la Universidad del Pacífico.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.