Profesor de Economía de la PUCP
Recientemente, más de tres meses después de haber culminado su estudio sobre la tributación minera en el Perú, el FMI publicó sus resultados, que antes solo eran de conocimiento del MEF. En resumen, dicho estudio concluye que el régimen fiscal minero peruano, es competitivo internacionalmente y es uno de los más progresivos de la muestra de 16 regímenes evaluados. Además, el reporte afirma que hay espacio para elevar moderadamente la carga fiscal que recae sobre el sector minero en el país, “sin perder competitividad”. Esta última afirmación del FMI, sin embargo, carece de argumentos robustos, a la vez que se sustenta solo en sus propios cálculos, sin ser contrastados con estudios similares realizados por otras instituciones.
Dice el FMI que, dado que la carga fiscal de la minería en el Perú está en el rango medio de otros países, es posible elevar las tasas sin perder competitividad. Esta es una interpretación equivocada, de los resultados de su propio estudio. En realidad, la carga fiscal en Perú está muy por encima de la mayoría de los casos evaluados, y se ubica prácticamente en el tercio superior de países con cargas fiscales más elevadas. Según el ranking mostrado por el FMI, la tasa efectiva de Perú, igual a 41.7%, es la sexta más alta entre los 16 casos analizados. Pero, lo más cuestionable, es que la actividad minera de los países de mayores tasas tributarias, como Zambia, Mongolia y Brasil, por ejemplo, no es comparable con la minería peruana.
Tanto los niveles de producción como las reservas mineras relevantes en aquellos países, son mucho menores que los de nuestra nación. Por el contrario, los grandes países mineros comparables con Perú, como Chile, Australia y México, por ejemplo, tienen tasas tributarias muy inferiores a la nuestra. Entonces, elevar los impuestos a la minería peruana, claramente mermaría nuestra competitividad frente a estas plazas, ya que haría más grande la brecha impositiva existente. En Chile, por ejemplo, la tasa efectiva a la minería es de 38.4%, mientras que las de Australia y México son de 36.2% y 32.5%, respectivamente. Así, cualquier aumento de impuestos en el país, nos haría perder competitividad respecto a estas naciones.
El FMI sostiene que Perú puede aumentar moderadamente los impuestos a la minería, aunque no indica la cuantía de tal “moderación”. Pero, el MEF si planteó cifras exactas al respecto, cuando en diciembre pasado, habiendo ya conocido el estudio confidencial del FMI, propuso elevar tales impuestos en 4 puntos. Sobre el particular, cabe señalar que, en aquella ocasión, en sustento de su propuesta, el MEF informó que la carga fiscal de la minería en Chile, según el FMI, era de 47.1%, cifra bastante superior a la tasa de 38.4% que se reporta en el estudio publicado. Esta notoria discrepancia, en un referente clave para cualquier propuesta de política tributaria del sector minero, requiere ser esclarecida por ambas instituciones.
Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que algunos resultados que presenta el informe del FMI, difieren de otros estudios, que no han sido considerados por el MEF ni por el FMI, en sus respectivas propuestas de política tributaria. Por ejemplo, en un interesante trabajo, el IPE muestra que la carga fiscal de la minería en el Perú es de 47.07%, muy por encima de la tasa de 41.7% reportada por el FMI. Así, no habría espacio para elevar las cargas fiscales en el país. ¿Por qué debemos basar nuestras decisiones solo en los estimados de una institución y no en otros análisis relevantes? Es necesario contrastar diversos estudios y ser muy rigurosos al plantear reformas de política económica en el Perú.