Sub Gerente de Salud ocupacional en Marsh
En las últimas semanas, los casos positivos de COVID-19 en nuestro país han tenido un notable crecimiento debido a los linajes BA4 y BA5 de la variante ómicron. A pesar de que aún se está lejos de alcanzar los niveles de la tercera ola, el Ministerio de Salud reportó hace unos días que en seis distritos de la capital los contagios han superado las cifras máximas de la segunda ola de nuestro país. Evidentemente, esta situación representa un peligro para la reactivación de las actividades presenciales, como lo es, por ejemplo, el regreso a clases.
La semipresencialidad escolar se viene efectuando desde marzo del presente año; desde su implementación las instituciones escolares han tomado las medidas necesarias para que los estudiantes puedan contar con los requisitos sanitarios que exige el Estado. Rosendo Serna, actual titular de educación, indicó que se debe reforzar la exigencia del uso de mascarillas y completar el esquema de vacunación tanto para los docentes y los estudiantes de los centros educativos; no obstante, hasta el momento, alrededor de 700,000 niños de entre 5 a 11 años no han recibido su segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19, lo cual coloca a esta población en riesgo de desarrollar un cuadro grave de la infección.
Bajo este contexto, se debe recordar que, desde hace unos meses, las autoridades sanitarias implementaron normas de bioseguridad para el regreso seguro a los colegios, siendo una de las más importantes el contar con el esquema de vacunación completo para los docentes, auxiliares, estudiantes y personal administrativo. En ese sentido, se recomienda que los responsables de recursos humanos ejecuten campañas de comunicación para educar sobre los riesgos de esta enfermedad a la plana docente y personal administrativo, con el fin de que estos estén preparados para responder de manera oportuna a las diferentes situaciones que este virus trae consigo. A larga, este tipo de acciones puede contribuir a que el personal educativo perciba preocupación por ellos y de quienes los rodean, comprometiéndose aún más con la organización; según Marsh el 47% de empleados actualmente considera que su empresa se preocupa por la salud y su bienestar. En el entorno educativo, la preocupación por los colaboradores debe ser la máxima prioridad debido a los constantes retos de la pandemia que pone en juego las operaciones cotidianas.
Es de vital importancia escuchar a los docentes y a los empleados, porque se encuentran en constante interacción con los estudiantes y el entorno en donde se encuentra el riesgo, de este modo se podrá comprender mejor las necesidades a resolver.
Por último, es fundamental explorar oportunidades para integrar el cuidado personal y la salud digital en sus planes de beneficios, puesto que así los trabajadores se sentirán más protegidos al momento de desarrollar sus actividades diarias, ya que la inversión en el bienestar de los empleados ha experimentado un aumento de un 60% como resultado de la pandemia, según un estudio reciente de Marsh, y la necesidad de retener e involucrar a los empleados para alcanzar sus objetivos generales. Debemos velar por el cuidado de los estudiantes en este regreso a la presencialidad que busca volverse permanente, y así continuar impulsando el sector educativo.