Escribe: Javier Gamboa, gerente de Seguros Financieros y Pensiones de RIMAC
(26 de noviembre del 2024) Luego de una primera parte del año marcada por una debilidad del dólar a nivel mundial y una caída de las tasas de interés en esta moneda, tanto octubre como noviembre han sido marcadamente favorables para la moneda verde y las tasas de los bonos del tesoro americano.
Dado el recorte de tasas de 50 pbs en setiembre y el reciente recorte de 25 pbs en noviembre por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), cualquier inversionista hubiese esperado que tanto el dólar como las tasas de interés caigan de manera estrepitosa ante la expectativa de que el ciclo de recortes ha iniciado y que tasas en dólares cada vez más bajan serían el nuevo común denominador en la economía estadounidense.
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Sin embargo, lo que ha ocurrido es todo lo contrario. El DXY ha subido desde setiembre de 100.5 a 106.9 rompiendo su media móvil de 200 días y el rendimiento del bono del tesoro a 10 años ha pasado de 3.70% a 4.40%. ¿Estaremos ante un clásico caso de “compra el rumor y vende la noticia”?
“Compra el rumor y vende la noticia” es una frase que proviene del comportamiento observado en los mercados financieros, donde los precios de los activos tienden a subir en anticipación de buenas noticias y a bajar una vez que esas noticias se confirman. A su vez, es considerado un fenómeno de inversión que se refiere a la práctica de tomar decisiones financieras o de inversión basado en rumores o expectativas de eventos futuros y luego venderlos una vez que esos eventos se confirman. La idea es aprovechar la variación de precios que suele ocurrir cuando los rumores se difunden y antes de que la noticia se haga oficial, momento en el cual el precio puede estabilizarse o incluso caer debido a la toma de ganancias por parte de los inversionistas.
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Este fenómeno se ha cumplido para el dólar estadounidense y los rendimientos del Tesoro durante los recientes meses, ya que ambos tocaron su punto más bajo antes del primer recorte de tasas de la FED, esto ante la anticipación de los mercados, durante buena parte del año, sobre el inicio del ciclo de reducción de tasas. Una vez que los recortes se materializaron y dejaron de ser una expectativo o rumor, los mercados financieros comenzaron a mirar hacia adelante y reaccionaron de manera inversa a lo que un libro de economía o inversiones hubiese narrado.
Por un lado, más allá de la flexibilización de la política monetaria en Estados Unidos, los mercados aún ven un desempeño económico muy positivo para ese país en comparación con el resto del mundo, lo que justificó una mayor apreciación del dólar y que se tradujo en un nivel para el índice DXY 6.3% más alto que antes del primer recorte. Por el otro, la flexibilización fiscal que se vendría producto de la elección de Donald Trump y la incertidumbre sobre cómo reaccionará la FED a eso, han justificado rendimientos más altos de los bonos del tesoro americano en alrededor de 65 puntos básicos adicionales.
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Si bien las expectativas forman una parte importante de la decisión de inversión, estas cambian y se ajustan a nuevas realidades, desencadenando movimientos que a priori no reflejan lo que inicialmente uno hubiese esperado. Hacia adelante lo que venga para el dólar y las tasas de interés de los bonos del tesoro dependerá en buena medida de como van cambiando las expectativas sobre las diferentes variables económicas en juego, entre ellas, la política fiscal y monetaria de los Estados Unidos.
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