Escribe: Carlos E. Paredes, economista y docente de la Escuela de Posgrado de la U. Continental.
Este domingo, la presidenta Dina Boluarte dará su segundo mensaje a la nación de 28 de julio. Esperemos que esta vez nos plantee una hoja de ruta clara para el periodo que le queda por delante. Sería muy bienvenido que pase del modo “sobrevivencia, cueste lo que cueste”, al de “visión y liderazgo”. A continuación, presento elementos de tres tipos de discurso presidencial que podríamos escuchar: “el soñado”, “el posible” y “el que probablemente escuchemos”.
1. “El soñado”
Se caracterizaría por anuncios concretos en lo económico, la seguridad, la salud, la educación y lo institucional. En economía: se anunciarían medidas para promover un shock de inversiones (APPs, destrabe de grandes proyectos y desregulación), fortalecer nuestra macroeconomía (déficit fiscal a 2.5% en el 2024, disminuir exoneraciones, simplificar regímenes tributarios y limitar el endeudamiento de entes subnacionales), y racionalizar la actividad empresarial del Estado (gestión privada para Petroperú antes de fin de año, y plan para incorporar capital y gestión privada en otras empresas estatales). En seguridad: se anunciaría la incorporación de profesionales idóneos para liderar el sector, se transparentaría la situación actual de inseguridad y se definirían metas concretas. Además, se anunciaría un incremento significativo de las recompensas por la captura de prófugos notorios y el combate frontal a la minería ilegal y el narcotráfico.
En salud: se presentaría un listado de APPs para infraestructura y gestión hospitalaria, acciones para mejorar la red de atención primaria (relanzar las UBAPs), garantizar el acceso a medicamentos para los asegurados del sector público, y medidas concretas para reducir la anemia y la desnutrición. En educación: se retornaría a las evaluaciones y capacitaciones de los profesores, se plantearían metas de inversión en colegios públicos, y se exhortaría al Congreso para que deje de socavar la calidad de la educación superior. Finalmente, en materia institucional: compromiso para identificar y eliminar de los incentivos perversos que prevalecen en el sector público y se racionalizaría la función de control (CGR) con tecnología, como la inteligencia artificial.
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2. “El posible”
Esta versión del discurso sería menos ambiciosa que la anterior, pero representaría un avance respecto al año pasado. En todos los campos se harían anuncios en la misma línea que en la anterior versión, pero sin metas ni cronogramas definidos. El compromiso con los anuncios sería menor y menos verificable, pero ofrecería un norte claro.
3. “El que probablemente escuchemos”
Un recuento de supuestos logros –que confundiría el rebote estadístico con la reactivación de la inversión y el crecimiento alto y sostenido– y la enumeración de buenas intenciones. Justificaría la inacción o malos resultados señalando que los problemas son heredados y que su solución requiere de mucho tiempo.
Creo que, mejor, tómese un pisco sour… ¡Felices Fiestas Patrias!
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