Director de la carrera de Economía de la U. de Lima
Hace algo más de dos décadas, el Perú implementó el llamado Consenso de Washington como un camino para superar la peor crisis económica y social que atravesó el país en los últimos cien años.
En las últimas semanas, algunos legisladores han criticado esa implementación sin analizar los extraordinarios resultados obtenidos que han permitido que el Perú mantenga una de las macroeconomías más sólidas de la región. Queda claro que una macroeconomía estable no es la única condición para nuestro desarrollo como país, pero sí es una condición necesaria.
El Consenso de Washington consideraba, entre otras, las siguientes medidas: (1) disciplina fiscal, (2) priorización en el gasto público, (3) reforma impositiva, (4) tasas de interés de mercado, (5) tipo de cambio de mercado, (6) comercio exterior libre, (7) inversión privada extranjera directa, (8) desregulación y (9) derechos de propiedad.
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Sobre el particular, habría que destacar los resultados en cada caso: (1) mejoras significativas en las cuentas públicas; (2) la posibilidad de generación de excedentes que fueron orientados hacia programas sociales; (3) la creación de la Sunat con la consiguiente mejora en la recaudación; (4) tasas de interés de mercado que han generado un incremento del ahorro privado; (5) un tipo de cambio de mercado que ha permitido una mejor asignación de recursos; (6) el crecimiento de nuestras exportaciones de aproximadamente US$ 3,000 millones a más de US$ 60,000 millones en la actualidad; (7) el incremento significativo de la inversión directa extranjera; (8) la eliminación de un conjunto de barreras burocráticas, algunas de las cuales lamentablemente se están perdiendo a través de nuevas leyes que van contra la lógica del funcionamiento de una economía de mercado; y (9) la protección a la propiedad privada, que ha generado un incremento de la inversión nacional y extranjera en el Perú.
En realidad, el Consenso de Washington permitió la implementación de políticas económicas coherentes y sanas que han posibilitado el mantenimiento de una macroeconomía estable a través de la consolidación de instituciones del Estado que actúan con independencia profesional y constitucional, como en los casos del Banco Central de Reserva y de la Superintendencia de Banca y Seguros.
Hay un largo camino por recorrer en la búsqueda de la generación de un país desarrollado, pero se han logrado construir los pilares de ese nuevo Perú, y debemos enfrentar cualquier intento, por factores ideológicos o simple populismo, de destruir lo logrado con mucho esfuerzo y sacrificio de todos los peruanos.
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