Presidente de Apeseg
La comisión especial multipartidaria del Congreso, Capital Perú, tuvo la gentileza de invitarme a un evento el mes pasado a propósito del día de las mypes. El evento sirvió para escuchar varias opiniones sobre la pregunta del millón: cómo apoyar a las mypes. Les comparto mi lectura del tema.
La mayoría de las empresas que hay en el Perú son mypes, pero el año próximo no necesariamente serán las mismas. Según datos de México, las empresas se mueren más rápido mientras más chicas son. Al finalizar el año, el 40% de empresas con 1-2 trabajadores habrá desaparecido. Mientras que si esa empresa tiene entre 50-100 trabajadores solo 7 de cada 100 no seguirán al final del primer año. Ese dato nos sirve para pensar en cómo responder dos preguntas claves que siempre se escuchan cuando nos juntamos a ver cómo apoyamos a las mypes.
La primera es ¿quién le prestaría a una empresa que tiene tremenda probabilidad de no seguir en pie en unos pocos meses más? Son un cliente superriesgoso porque mype que no sobrevive, es mype que no paga sus deudas. Para cualquier institución financiera será más fácil prestar (y a tasas más razonables) si es que como empresa tenemos kilometraje recorrido, meses, años de operación.
La segunda es ¿para qué voy a intentar formalizarme? En Perú, 50% de las empresas dejan de existir en los primeros 5 años. La discusión de formalizarme o no, no es solo por los costos de convertirme en formal, sino sobre todo en los costos que voy a seguir pagando por seguir siendo formal. Si soy una empresa que tengo poca probabilidad de sobrevivir varios años casi que no tiene sentido asumir esos costos.
Entonces, la pregunta más importante es porque se mueren tantas mypes. Como cualquier otra empresa enfrentan múltiples riesgos. Esos riesgos los podemos clasificar de varias maneras: internos o externos a la empresa; operativos, estratégicos, financieros, o de la naturaleza; o una que para esta discusión creo más relevante que es riesgos moderados o catastróficos.
Todos los riesgos se pueden clasificar por su frecuencia y por su severidad. Las empresas enfrentan estos riesgos con estrategias como: (a) ahorros o fondos de emergencia; (b) tomando más préstamos; (c) recortando gastos; (d) vendiendo activos. La estrategia que falta aquí es la de transferirle el riesgo a otro utilizando un seguro. Hagamos que otro pague esa cuenta.
Las primeras estrategias son suficientes cuando en efecto los riesgos involucran baja severidad y poca frecuencia, pero son insuficientes para daños catastróficos como los que produce un incendio, un robo, y ni se diga un terremoto o una inundación.
Si una mype enfrenta la imposibilidad de abrir el negocio porque hay una huelga en la puerta que aleja a los clientes o impide la operación normal del negocio se aguanta si es un día, pero si cómo nos decía el dueño del Bar Cordano, la solución de las autoridades es enrejar el corazón del Centro Histórico, simplemente no hay empresa que aguante esa restricción tan frecuente. Lo mismo, con respecto al retraso en el pago de un pedido importante, si pasa de vez en cuando no hay problema, pero si esto es un problema frecuente, la mype tiene permanentemente un problema de escasez de liquidez porque se prioriza para el capital de trabajo con lo cual otra vez terminamos muy cerca a situación de quiebra.
Es importante ser enfático en señalar que la quiebra tiene un costo enorme en los dueños porque se pierde no solo lo invertido sino se pierde los contactos, los proveedores ganados, las cadenas de distribución, y obvio el personal capacitado.
Entonces, debemos entender que lo que queremos es tener mypes más resilientes a los múltiples riesgos que enfrentan. Para ello, es importante que se acompañen de seguros multirriesgo que los protegen de esos riesgos que los quebrará en el primer golpe. Asimismo, es importante entender que el crédito que es una palanca para el crecimiento sano de las empresas solo se dará si existe un seguro de desgravamen que proteja a la familia del dueño(a) de la mype, así como a la institución financiera que sabe que sería demasiado pedirle a la familia que se haga cargo de esa deuda si fallece el titular. Un cliente asegurado es un cliente menos riesgoso, merece mejor tasa de interés, y podrá celebrar más años de vida viendo a su empresa crecer.