Luego de que la presidenta Dina Boluarte hiciera todas las maniobras dilatorias para no tomar una decisión firme en torno a la reestructuración de Petroperú, el directorio de la empresa estatal, encabezado por Oliver Stark, dio a conocer su renuncia la mañana de ayer.
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Según hemos reportado en Gestión los últimos días, las idas y venidas para la toma de decisión sobre la propuesta del directorio, que involucraba el ingreso de un gestor privado a la petrolera estatal, se habrían debido a que la mandataria no estaba de acuerdo en este punto en particular. Incluso, en un momento, habría buscado a los exfuncionarios Oscar Vera (extitular del Minem) y Pedro Chira (expresidente de PetroPerú) para gestionarla. Ello habría sido una movida diametralmente opuesta a lo que se buscaba.
Anoche se supo que la presidenta se reunió en Palacio de Gobierno, nuevamente, con Vera y también con Alejandro Narváez, expresidente de Petroperú, quien se ha manifestado en contra de “apelar a consultores internacionales”, respecto de la contratación de un PMO.
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Tras la renuncia del directorio Stark, la incertidumbre vuelve a posarse sobre el futuro de la petrolera estatal y, por extensión, en torno a su financiamiento, algo con lo que todos los peruanos tenemos que cargar. El comunicado emitido por el colegiado indicaba que “los firmantes no se hacen responsables de los alcances ni las consecuencias de cualquier norma legal que eventualmente se apruebe, ni de la oportunidad en que se realice”. Sin duda, una aseveración preocupante.
¿Y qué dijo la presidenta Boluarte? Pues recurrió a la recurrente frase con la que se han justificado numerosos despropósitos en nombre de la petrolera estatal: “No vamos a privatizar Petroperú”. Posteriormente aludió al directorio renunciante. “Tenemos que nombrar a funcionarios en ese directorio que amen al país y que trabajen en generar soluciones y oportunidades para resolver los problemas actuales”, dijo.
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¿Qué se entiende por “amor al país”? Esperemos que ello no implique dilapidar más recursos públicos para sostener a un “barril sin fondo” sin que haya un intento serio por hacer que la empresa sea más eficiente y sostenible. Soluciones, hubo: la propuesta del directorio Stark era sensata y habría significado un paso importante en la reforma de Petroperú. No queda claro, finalmente, el camino que se seguirá. Así, todo indica que, al no haber humo blanco, nos podría esperar una nube negra hacia adelante.
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