
El PBI nacional del primer semestre creció 3.3%, respecto del mismo periodo del 2024, según informó el INEI. El resultado se debió sobre todo a dos factores. El primero, el efecto estadístico, pues en la primera mitad del año pasado, la economía peruana estaba saliendo de una recesión, así que hubo meses con tasas de expansión relativamente bajas e incluso negativa (marzo). El otro efecto, que está comenzando a tomar mayor protagonismo, es la recuperación de un puñado de actividades como construcción, pesca, manufactura primaria y transporte.
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El MEF proyecta que el PBI de este año crecerá 3.5%, lo que significa que, entre julio y diciembre, más sectores tendrán que haber comenzado a recuperarse y que el desempeño total de la economía deberá superar al observado en el segundo semestre del 2024, cuyas tasas mensuales fueron relativamente altas (la menor fue 3.33%, en setiembre). En contraste con el perpetuo optimismo del MEF, el BCR maneja una proyección moderada para la expansión del PBI de este año: 3.1%. Quizás también sea más cercana a la realidad.
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Mucho dependerá de variables exógenas como el efecto de los aranceles de Trump, tanto los aplicados a exportaciones peruanas a Estados Unidos (agrícolas, textiles y productos del cobre, en particular) como a nuestros principales socios comerciales. Otro factor es la conflictividad: ¿Habrá protestas de mineros “artesanales”, como en julio, que perjudicaron a muchas actividades económicas en el interior del país? Tampoco habría que descartar el periodo preelectoral, ya que es muy probable que abunden promesas radicales que generen incertidumbre en empresarios y consumidores. Por cierto, prometer más gasto público del ya existente también es una postura extrema y preocupante.
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Con respecto a junio, el buen resultado (4.52%) pudo haber sido mejor, pero nuestra gastronomía sufrió un serio revés: el cierre durante dos semanas de Larcomar (del 17 de junio al 1 de julio), dictado por la Municipalidad de Miraflores a raíz del sismo del 15 de junio. En esta columna subrayamos la relevancia económica de dicho centro comercial y la controversia que generó la medida (Gestión 19/06/2025). El INEI la incluye dentro de los factores que perjudicaron al subsector restaurantes en junio (decreció 5.11%), junto con cierre de sucursales y alza de precios de insumos de primera necesidad.
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El INEI no lo menciona, pero es probable que el inicio del invierno, con mayor frío que el habitual en Lima y otras ciudades, también haya jugado en contra. Solo esperamos que la economía no se enfríe.