
El BCR revisó a la baja su proyección de crecimiento del PBI nacional de este año. El nuevo dato (3.1%) figura en el Reporte de Inflación (RI), documento de periodicidad trimestral que constituye una especie de guía para saber cómo le irá a la economía peruana en el corto y mediano plazo. El RI anterior, de marzo, calculó una expansión del PBI de 3.2%. La proyección del BCR dista, como casi siempre, de la del MEF (3.5%), que suele anteponer buenos deseos a realidad, aunque la distancia que la separa de la expuesta por el titular de la PCM, Eduardo Arana (4%), es abismal. Es que para obtener el voto de confianza de este Congreso, la magia es más convincente que la ciencia estadística.
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El BCR atribuye su revisión a la baja a una producción menor de la esperada de la minería metálica, principalmente por la paralización de operaciones de Shougang Hierro Perú (Marcona, Ica), desde el 12 de mayo y por cuatro a cinco meses, según informó la empresa –por la avería de un equipo para carga de buques–. Otro factor será el “efecto Trump”, aunque el RI no lo menciona así. La desaceleración del PBI global, empezando por Estados Unidos, por culpa de las medidas comerciales erráticas de su presidente, afectará a economías como la nuestra, pues incidirá en las exportaciones.
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Además, el efecto estadístico influirá, pero al revés. Dado que desde abril del 2024, las tasas de crecimiento fueron relativamente elevadas (más de 4% mensual, en promedio), porque veníamos de una recesión, a partir de abril de este año habría que esperar tasas modestas, como señalamos en esta columna (Gestión 16/05/2025). Y el PBI de abril creció 1.4%, que según como se mire, puede ser augurio de una desaceleración o el inicio de la esperada recuperación de la economía peruana. El BCR parece haber optado por la segunda opción, aunque con la cautela que lo caracteriza.
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Por ejemplo, el RI señala que la “brecha del producto” –la diferencia entre el PBI y el PBI potencial– revirtió el 2024 gran parte de su reducción del 2023 y que este año terminará de cerrarse. Mucho dependerá de que la confianza empresarial se mantenga favorable, la cual se verá fortalecida por una estabilidad de precios y sociopolítica. Otra señal es el abundante uso de la palabra “recuperación”: del mercado laboral, de la construcción residencial, del turismo receptivo, del crédito de consumo, de los ingresos reales y más. Y una advertencia: Si no se recupera el control del déficit fiscal, podrían generarse efectos negativos sobre la calificación crediticia del país y en el costo del financiamiento.