
INCERTIDUMBRE. Luego de que se confirmara que solo tres alianzas electorales quedaron oficialmente inscritas ante el Jurado Nacional de Elecciones para participar juntas en las próximas elecciones del 2026, se ha mantenido la preocupación sobre la posibilidad de que el próximo año tengamos un proceso electoral incluso más fragmentado que el del 2021. Y es que, como hemos advertido antes, un escenario electoral demasiado fragmentado implica que las elecciones sean más impredecibles, a la vez que hace más fácil que pueda ganar un ‘outsider’ que surja recién en las últimas semanas del proceso.
Más allá de este punto, vale la pena destacar que existen otros riesgos potenciales sobre lo que podría empezar a ocurrir luego de julio del 2026, respecto de los cuáles no se ha venido discutiendo lo suficiente. Quizá uno de los más importantes, sin duda, es el que surge respecto de la conformación del próximo Poder Legislativo.
Por un lado, un escenario tan fragmentado hace pensar que, si ninguna candidatura o partido lograse despuntar hasta el final, puedan volver a ser demasiados los partidos que terminen entrando al Legislativo. Sea a la Cámara de Diputados, o al Senado. Más aun considerando que, como suele ocurrir, es probable que algunas de las bancadas que ingresen se terminen fragmentando. De ocurrir esto, sería difícil que el próximo Congreso pueda lograr los consensos necesarios para aprobar las reformas que el país necesita con urgencia.
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Por otro lado, un riesgo del que ya se ha advertido, aunque no se ha comentado lo suficiente, es la posibilidad de que los últimos cambios electorales y la propia fragmentación nos lleven a un escenario en el que muy pocos partidos logren pasar la valla para entrar al Congreso. Esta vez, para poder entrar a la Cámara de Diputados será necesario que ingresen al menos 7 congresistas y que se alcance al menos el 5% de votos a nivel nacional. Ya no solo se requerirá una de las dos condiciones, como había sido hasta ahora. Una regla similar aplicará para el Senado, para el cual se exigirá el ingreso de un mínimo de tres senadores y el mínimo de 5% del voto a nivel nacional.
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De ocurrir esto último, luego de julio del próximo año podríamos quedarnos con muy pocos partidos en un contexto en el que ya no será fácil inscribir nuevos, pues desde el año pasado se ha vuelto a exigir más de medio millón de firmas para poder inscribir un partido. Así, los pocos partidos que logren pasar la valla podrían concentrar demasiado poder.
Es difícil prever ante qué escenario nos enfrentaremos luego de las próximas elecciones. Lo único que se sabe con certeza, es que este nivel de incertidumbre no es saludable para ninguna democracia. Mucho menos para una tan débil como la nuestra.
Los cambios de última hora a las reglas electorales y el escenario fragmentado dan cuenta de varios riesgos potenciales luego del 2026.